En una jornada marcada por una avalancha de rumores sobre la salida de Tillerson del gabinete para ser sustituido por el director de la CIA, Trump se limitó a comentar que su secretario de Estado -con quien ha mantenido diferencias públicamente- se encontraba en la mañana en la Casa Blanca, sin añadir detalle alguno.

“Está aquí”, dijo Trump enigmáticamente al recibir en el Salón Oval al príncipe Salman Bin Hamad Bin Isa Al Jalifa, de Baréin.

Instantes más tarde, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, afirmó que Tillerson “continúa al frente del Departamento de Estado” y aseguró que “no hay anuncios en estos momentos” sobre cambios en el gabinete.

De acuerdo con Sanders, todo el gabinete de ministros de Trump “está concentrado en completar este increíblemente exitoso primer año” de gobierno.

¿Plan definido?

La prensa local circuló versiones este jueves apoyadas en fuentes anónimas de la Casa Blanca sobre la salida inminente de Tillerson del Departamento de Estado.

De acuerdo con esas versiones, Tillerson sería sustituido por el exlegislador Mike Pompeo, actualmente titular de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Siempre según esas fuentes anónimas de la Casa Blanca, el equipo de Trump incluso ya habría decidido que para sustituir a Pompeo al frente de la CIA invitará al senador ultraconservador y condecorado exmilitar Tom Cotton.

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Para la red de televisión CNN, el origen de las presiones por la salida de Tillerson es el jefe de gabinete, el general John Kelly.

Sin embargo, no se trata de la primera vez que Tillerson se encuentra en el medio de rumores sobre su salida del cargo.

A inicios de octubre, cuando ya arreciaban las versiones sobre su partida, el jefe de la diplomacia estadounidense llegó a ofrecer una conferencia de prensa en la Casa Blanca para afirmar que “nunca me pasó por la cabeza considerar la posibilidad de irme”.

En los últimos meses el enfriamiento de las relaciones entre Trump y Tillerson, un millonario ex director del gigante petrolero ExxonMobil, ya se tornó un asunto evidente que el gobierno no logra esconder.

Divergencias públicas

Además de diferencias públicas sobre las relaciones entre Estados Unidos e Irán, el núcleo más grave de divergencias está en el tratamiento de la crisis con Corea del Norte.

En mensajes en la red Twitter, Trump llegó a decir que Tillerson estaba “perdiendo tiempo” buscando un canal diplomático con Corea del Norte.

En ese contexto, circularon testimonios sobre una reacción de Tillerson en una reunión privada, en la que habría llegado a definir al presidente como un “imbécil”.

Tillerson nunca negó claramente haber dicho eso, y al día siguiente Trump lo desafió en Twitter a comparar los respectivos índices de coeficiente intelectual, para ver “quién es el imbécil”.

La tirantez entre ambos se tornó todavía más evidente con la agudización de la crisis con Corea del Norte, en particular por la tendencia de Trump de escuchar primero a sus asesores militares.

El martes, instantes después que Corea del Norte realizó una prueba con un misil balístico intercontinental que cayó en el Mar de Japón, Trump comentó que él y su equipo de asesores militares definirían una respuesta: “Nos ocuparemos de eso”, dijo.

Sin embargo, en la misma jornada, Tillerson apuntó que “las opciones diplomáticas” para resolver la crisis con Corea del Norte siguen “sobre la mesa por el momento”.

Con AFP