En las maniobras participaron también 4 cazas surcoreanos F-15K, según confirmó un portavoz del Ministerio de Defensa en Seúl, quien indicó que se trató de una respuesta de tipo “rutinario” al último lanzamiento norcoreano.

Sin embargo, una fuente del Gobierno surcoreano dijo por su parte a la agencia Yonhap que las aeronaves se acercaron más de lo habitual a la tensa frontera que separa a las dos Coreas (una franja neutral de 4 kilómetros que separa los dos países).

Los aviones dejaron caer bombas inertes en un terreno de pruebas militares en Taebaek, la provincia de Kangwon (costa oriental), detalló la fuente.

Concluidas las maniobras, los F-35 y los B-1 regresaron a sus bases en Japón y la isla de Guam, respectivamente.

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Los ejercicios se produjeron 3 días después de que Corea del Norte lanzara un misil de alcance intermedio que recorrió unos 3.700 kilómetros y sobrevoló el norte del archipiélago japonés antes de caer al mar, en lo que supuso el primer proyectil que ha disparado tras realizar su sexta prueba nuclear el pasado 3 de septiembre.

El despliegue de estos activos militares como prueba de fuerza empieza a ser habitual por parte de Estados Unidos, que el pasado 31 de agosto ya envió a la península precisamente cuatro cazas furtivos F-35B y dos bombarderos B-1B en respuesta al lanzamiento de otro misil balístico por parte de Pyongyang.

Las continuas pruebas de armas del régimen norcoreano han elevado enormemente la tensión con Washington, que ha vuelto a apuntar a la opción militar contra Pyongyang en los últimos días.

Ayer mismo, la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Nikki Haley, insinuó que, si Corea del Norte no varía su actitud y continua impulsando programa nuclear, la administración Trump pondrá el asunto en manos del Pentágono.

EFE

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