El hombre, oriundo del pueblo Hafar al-Batin, inició sus pleitos con las autoridades en 2014, cuando presuntamente publicó algunos videos en redes sociales en los que criticaba duramente al Islam y a Mahoma, su profeta, informa Independent.

Shamri fue arrestado por los cargos de ateísmo y blasfemia y llevado a prisión antes de ser condenado por una corte local. En febrero de 2015, se conoció su sentencia de muerte.

La defensa del hombre argumentó “locura”, y aseguró que su cliente estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas cuando grabó los videos. Sin embargo, perdió el alegato en una corte de apelaciones, y la Corte Suprema falló en su contra esta semana.

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En Arabia Saudita hay estrictas leyes religiosas que consideran que abandonar el Islam puede ser penalizable con largos períodos de tiempo en prisión o, incluso, con castigo corporal. Además, un decreto real del rey Abdullah redefinió el ateísmo como terrorismo.

En Twitter, una usuaria recordó la doble moral de la monarquía en cuanto al respeto de las creencias:

La imagen adjunta cita un trino del Ministerio de Asuntos Exteriores del reino de Arabia Saudita que en enero de este año escribió:

Arabia Saudita confirma su posición de respeto por las religiones y creencias de la humanidad”.

El comentario de la usuaria dice:

En conferencias internacionales, Arabia Saudita dice que respeta todas las creencias, pero hoy ejecutaron a un hombre por ser apóstata (que abandona la religión)”.

La situación de Derechos Humanos en Arabia Saudita ha sido duramente criticada por la ONU, y sus fuertes restricciones a la libertad son bien conocidas en todo el mundo. Además de la persecución a ateos, por ejemplo, las mujeres del país no pueden conducir vehículos, y apenas se les permitió votar en 2015.

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