Amanda segura que cuando la vio a la venta en esa plataforma, supo que era para ella. Describe su impacto como “amor a primera vista”, y dijo que a pesar de que traerla desde Alemania, donde estaba, hasta el Reino Unido era un poco difícil, tenía que “encontrar la manera” de hacerlo, informa The Sun.

La mujer asegura que no podía dejar de pensar en la lámpara y en lo hermosa que era, y agrega que podía sentir una “energía increíble” que iba desde el candelabro hacia ella.

Por fortuna para la mujer, ganó la puja por la compra de la antigüedad. Sin embargo, tuvo que esperar “pacientemente” 6 días antes de que la importación se hiciera efectiva. Luego de eso, ‘Lumiere’ finalmente estuvo en sus brazos, dijo.

Amanda recuerda:

“Ella había sido desarmada por su propia seguridad, pero una vez puse todas las piezas juntas y se estableció en su nueva casa, nuestra relación se hizo cada vez más fuerte”.

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Así las cosas, el pasado día de San Valentín, Amanda le pidió matrimonio al candelabro, y dijo que dado que era la primera vez que se comprometía, la experiencia era muy emocionante.

Pero si el compromiso con el candelabro suena extraño, hay que decir que ese no ha sido su único amor inanimado. Cuando tenía 14 años, se enamoró de un juego de batería, y cuando fue un poco mayor se enamoró de la Estatua de la Libertad (a la que llamaba ‘Libby’). De hecho, viajó 6 veces a Estados Unidos para visitar a su amor y de allí viene su apellido: Liberty, recoge New York Post.

Amanda decidió entablar una relación a distancia con la Estatua y regresó a su casa a vivir con sus más de 20 candelabros, a los cuales les profesa su amor. En su casa hay varias réplicas del monumento neoyorquino.

A pesar de lo extraño que puedan parecer todas sus relaciones, la enamoradiza mujer dice:

“No le estoy haciendo daño a nadie al tener una relación con todos ellos. Simplemente estoy siguiendo mi corazón”.