En el viaje que se dirigía a Cuba (la primera escala del viaje antes de llegar a México), el 12 de febrero de 2016, el periodista Noel Díaz, que trabaja para una cadena católica de radio y televisión, le pidió a Francisco autorización para lustrarle los zapatos, como homenaje a “todos los que luchan a diario para llevar pan a sus mesas”. El papa accedió, recuerda Catholic News Service.

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Pero no fue lo único. Valentina Alazraki, periodista de Televisa que ha viajado varias veces con el papa, se tomó el atrevimiento de ponerle un sombrero de charro mexicano especialmente diseñado para el pontífice, con su escudo de armas, una imagen de él mismo y una reproducción de la Virgen de Guadalupe, la patrona de México. La comunicadora ya les había hecho regalos similares a Benedicto XVI y a Juan Pablo II, los antecesores de Francisco.

Pero en aquel vuelo, Colombia tuvo un representante: Néstor Pongutá, que no falló a la hora de darle un presente al papa. Le dio dos bolsas de café fino y aprovechó para preguntarle cuándo iba a visitar nuestro país. Francisco dijo que iría “el próximo año”, o sea, en 2017, si el proceso de paz se firmaba exitosamente. El pontífice cumplió.

Pero hubo más: el papa también recibió en aquel viaje una rosa blanca, una caja de galletas de chocolate caseras y hasta un solideo (el gorrito blanco que el pontífice suele llevar siempre en su cabeza.

En su visita a Colombia, los regalos para el papa en el avión no fueron la excepción: el periodista Jorge Alfredo Vargas, de Noticias Caracol, le dio una libra de café y unas cartas de sus hijos. Andrés Gil, de RCN, también le dio café, aunque por los testimonios que han llegado desde el cielo (o desde el vuelo), lo que más le pidieron a Francisco fue que bendijera muchos objetos (celulares, libros, fotos, etc.).

A primera vista, parece que los regalos colombianos han sido mucho más sencillos que los que le dieron cuando fue a México. Veremos con qué se encuentra Francisco cuando pise nuestro país.

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