Claus Jørstad fue la ‘víctima’ de la silla, ya que en uno de sus ocho agujeros le quedó atorado un testículo, debido a que el agua caliente de su baño hizo que éste se hinchara. Sin embargo, el hombre solo se dio cuenta de lo que había pasado cuando intentó levantarse y sintió dolor, describe Huffington Post.

En su cuenta de Facebook, Jørstad describió el inconveniente y publicó la ‘responsable’ del doloroso hecho:

La solución que el hombre encontró para sacar de aprietos al “capitán y sus dos marineros”, como se refiere a sus órganos genitales, fue abrir de nuevo la ducha, pero esta vez con agua fría. Así logró liberarse. Al final de su publicación en la red social, Jørstad termina preguntando si en la empresa hay sillas amarillas disponibles.

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Tan grande fue el éxito de la publicación (tiene más de 22.000 ‘Me gusta’, 6.000 comentarios y se ha compartido más de 13.000 veces), que Ikea, la compañía fabricante, se tomó el trabajo de contestarle.

En su réplica, la empresa sueca lamenta el incidente del “capitán y sus dos marineros”, y le advierte que debe usar ropa adecuada cuando salga a ‘navegar’ de nuevo. Además, recomienda que use la silla para poner encima una flor. Finalmente, le informan al comprador que no hay sillas amarillas disponibles, solo rojas, negras y blancas.

El divertido episodio terminó con una nueva publicación de Jørstad, en la que muestra que la silla roja está cubierta por una pequeña toalla para evitar que uno de sus ‘marineros’ vuelva a quedar atrapado.

Facebook, Claus Jørstad
Facebook, Claus Jørstad

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