El miércoles de esta semana comenzó el juicio contra una pareja de esposos en Hoexter, noroccidente de Alemania, quienes son señalados de haber asesinado a por lo menos 2 mujeres y torturado a por lo menos 8 en su casa, dice The Washington Post.

Los perpetradores de los abusos son Angelika B, de 47 años, y su esposo Wilfried W., de 46 años de edad, y quedaron al descubierto luego de llevar a una de sus víctimas al hospital.

La mujer hospitalizada, Suzanne F., presentaba signos de tortura, como uñas de los pies arrancadas a la fuerza, y piel y carne en estado de putrefacción a la altura de los glúteos, como cuando una persona pasa acostada durante mucho tiempo.

Y es que la pareja no llevó a Suzanne F. al hospital por razones humanitarias, sino que la llevaban en su carro de vuelta a la casa de la torturada, pues estaba muy mal de salud y se querían deshacer de ella. Lo que sucedió fue que el carro se les varó y mientras esperaban un taxi, la salud de su prisionera se deterioró dramáticamente de un momento a otro, relata el ‘Post’.

La condición de salud de la mujer, quien murió en el hospital, hizo dudar a los médicos de qué le había sucedido realmente y fue ahí cuando dieron aviso a las autoridades, que arrestaron a la pareja e hicieron una inspección de la casa, donde encontraron evidencia de que allí torturaban personas.

Ya en el juicio, una de las víctimas sobrevivientes dijo que había sido secuestrada, torturada y abusada por la pareja durante tres meses, informa Sky News.

Aún no se conocen detalles de cómo sucedieron otros casos de abuso, pero lo que sí se sabe es que Angelika acusó a su esposo de ser el cerebro de los crímenes y que ella accedió solo por puro instinto de supervivencia.

Mientras tanto, el abogado del acusado dijo que “esperaba que la mujer se retractara de acusar a su ahora exesposo y que diera luces sobre lo que de verdad sucedió”.

La policía halló evidencias de que habían desmembrado un cuerpo y lo habían puesto en un refrigerador. Luego, iban sacando partes del cuerpo y las incineraban en la chimenea. Los dientes y los huesos de por lo menos una de las víctimas eran pulverizados con un martillo.

Casa del horror
Los vecinos llaman a esta vivienda ‘la casa del horror’. / AFP

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