En el marco del décimo aniversario del paso del huracán Sandy por Nueva York, manifestantes salieron a las calles de Manhattan para exigir una mayor atención de los gobiernos ante la crisis climática que está agravando este tipo de tormentas.

Las protestas se dieron tras algunas vías de hecho que activistas ambientales llevaron a cabo días antes, como la interrupción de un episodio del programa de televisión ‘The View’, en el que aparecía el senador estadounidense de derecha Ted Cruz; y la ocupación del vestíbulo de la oficina de la empresa de inversiones BlackRock, para denunciar su apoyo a los combustibles fósiles. Además, arrojaron sopa de tomate en el edificio de apartamentos de Stephen Schwarzman, inversor multimillonario y aliado del expresidente estadounidense Donald Trump.

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Con respecto a los riesgos que persisten en Nueva York a diez años del paso del huracán Sandy, Adam Soberl, científico de la Universidad de Columbia, aseguró que el aumento del nivel del mar es una amenaza inexorable para la ciudad. “A corto plazo, aumenta el riesgo de que se produzca un evento parecido al de Sandy, porque incluso una tormenta más débil causará mayores inundaciones si se inicia sobre un nivel del mar más alto”, acotó Soberl.

El huracán Sandy tocó tierra con un gran impacto en la costa de Nueva Jersey el 29 de octubre de 2012, antes de tomar una trayectoria inusual y destructiva hacia Nueva York, causando muertes, inundaciones, cortes de electricidad masivos y miles de millones de dólares en gastos de recuperación. Se estima que la tormenta dejó inundada una quinta parte de la ciudad y que fallecieron 43 personas.

Algunas de las reparaciones han tardado años, como la de un túnel del metro entre Brooklyn y Manhattan, que no se recuperó totalmente hasta 2020. Además, Nueva York se ha embarcado en enormes y largos proyectos de infraestructura para defenderse, incluyendo grandes barreras marinas para proteger el bajo Manhattan y nuevas barreras de arena para salvaguardar Queens.

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Los críticos señalan que los proyectos de defensa contra las inundaciones han sido rediseñados y retrasados, que los mapas de inundaciones no están actualizados, que hay desigualdades entre los desplazados y que el mercado inmobiliario ha resurgido con miles de nuevas construcciones en zonas anteriormente inundadas, a pesar del elevado riesgo que suponen estas propiedades costeras.

“Parece que seguimos dormidos. Sin mejoras significativas en el diseño y la ejecución de las infraestructuras, la ciudad no estará preparada a tiempo para la próxima tormenta”, sentenció Brad Lander, interventor de Nueva York.