Así es el caso de Milagros Calderón, una venezolana de 20 años que vive en Rubio, en el estado de Táchira, donde no tiene dinero suficiente para comprarle pañales y leche a su bebé Antuan Grizzman Calderón, de 15 meses, cuyo nombre se le ocurrió a su padre, seguidor del delantero francés del Atlético de Madrid, relata El Mundo, de España.

La mujer vende su cabello por 60 mil pesos colombianos a este lado de la frontera, para más tarde regresar a su casa con pañales suficientes para 2 o 3 semanas. Según cuenta, el límite con Colombia es un lugar más o menos favorable, ya que allí “al menos se pueden conseguir las cosas”. Eso sí, a costa de algo que nunca esperaron perder.

Caso parecido es el de Koralia, de 18 años, que contempla la idea, aunque finalmente desiste del corte porque una vidente le dijo que no lo hiciera hasta que la luna estuviera creciente. Por eso, opta por vender frutas para conseguir el dinero necesario para comprar unas pastillas que necesita su mamá.

El artículo continúa abajo

El medio español dice que la compra de cabello no es uno de los negocios más rentables de la frontera (como sí lo son el contrabando de comida, la prostitución y la venta de gasolina). Sin embargo, dice que cada día cientos de mujeres venezolanas optan por cortarse el cabello, cuidado por muchos años, para conseguir el dinero que en Venezuela no hallan.

Las dos mujeres son una parte muy pequeña de todos los venezolanos que atraviesan la frontera con Colombia cada día. Pero no solo hacia nuestro país: hay otros ciudadanos que optan por otros destinos, como Chile, Ecuador, Perú, Brasil y Argentina.

Al menos el 40 % de los venezolanos tiene la idea de emprender un exilio voluntario, dice El Mundo. De manera que lo peor de la crisis estaría por venir.

LO ÚLTIMO