La niña sobrevivió y este mes cumplirá 7 años pero quedó con secuelas “permanentes”. Según un examen realizado en 2016 tiene “un déficit funcional de 80%” y “un autismo probablemente irreversible”.

El mecánico, alertado por ruidos extraños, descubrió una “escena de terror” y contó que al abrir el maletero vio a una niña cubierta de excrementos, incapaz de mantener la cabeza erguida, “pálida como un fantasma”.

Las autoridades explicaron que 15 o 30 minutos después la niña habría estado en “gran peligro” por la falta de oxígeno.

El comportamiento de la madre intrigó a la policía porque parecía “tranquila”, como si el descubrimiento del bebé fuera una “liberación”, según el mecánico.

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La madre y su esposo fueron detenidos para ser interrogados. El padre, que afirmó que no estaba al tanto del embarazo de su mujer ni de la presencia del bebé en el vehículo fue liberado.

“Ningún elemento demostró que estuviera al tanto”, concluyeron los investigadores.

Este caso, conocido como “Séréna”, el nombre que la madre dio al bebé, “desafía la imaginación”, admitió el fiscal a cargo de la investigación. La pareja tenía otros tres hijos, de entre 6 y 12 años, todos escolarizados y normalmente integrados a la sociedad.

La niña vive actualmente con una familia de acogida. Los otros tres hijos de la pareja, de entre 11 y 17 años, fueron devueltos a sus padres después de haber sido colocados en familias adoptivas.