El TSE examinará si la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer, que resultó reelecta en esos comicios, cometió abusos de poder político y económico y se benefició de financiación ilegal procedente del megafraude a Petrobras.

Temer asumió la presidencia el año pasado, tras la destitución de Rousseff por el Congreso, acusada de manipular las cuentas públicas.

Los debates del TSE deben durar tres días, aunque muchos expertos coinciden en que hay muchas probabilidades de que se alargue por semanas si alguno de los siete magistrados del TSE pide “vista” para suspender el debate y revisar el caso.

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Al abrirse el proceso, el relator del caso, Herman Benjamin, expuso los fundamentos de la denuncia, que incluyen el “uso indebido de medios de comunicación” y la entrega de sumas “millonarias” a través de la petrolera estatal para los partidos de la coalición gobernante.

Si el TSE decidiera anular la elección, deberá determinar si la pérdida del mandato es inmediata o si Temer puede permanecer en el cargo hasta agotar todos los recursos legales.

Si Temer cayera, la Constitución dice que el Congreso debe elegir al nuevo presidente en un plazo de 30 días, para completar el mandato hasta fines de 2018.

Con decenas de legisladores investigados por corrupción, miles de brasileños piden en las calles que el desenlace de esta nueva crisis se resuelva en las urnas.

Con AFP

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