Esos nobles taxistas no solo aportan una ayuda crucial a los médicos y en general al personal sanitario que lucha contra el coronavirus, sino que también transportan gratuitamente a los enfermos de COVID-19.

“Si solicitan algún servicio sanitario y soy el vehículo que está más cercano, yo voy”, dice Gaby Sáez, de 45 años, quien se ha mantenido al volante de su taxi durante el confinamiento, vigente desde el pasado 14 de marzo.

Dice no tener miedo de contagiarse, pero se protege con mascarilla y guantes, desinfectando escrupulosamente su taxi luego de cada viaje.

“En estos momentos todos tenemos que aportar nuestro granito de arena, lo que nosotros podemos hacer es muy limitado”, manifiesta.

Veinte visitas al día

Gracias a los servicios gratuitos que ofrecen los taxis al personal de 266 centros hospitalarios de la región, los médicos han podido visitar a los pacientes en sus domicilios.

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“Los centros de salud nos llaman para pedirnos un taxi, para llevar al personal sanitario a las visitas médicas, a las personas mayores, a las personas que tienen que ir a hacer curas o a las personas que están contagiadas de COVID-19”, explica el presidente de PideTaxi, Andrés Veiga.

Esto ha permitido reducir la afluencia de personas a los centros hospitalarios y evitar que puedan transmitir el virus al personal sanitario.

Autoridades sanitarias europeas han establecido como prioridad evitar la transmisión en los centros de atención médica, lo que en España es más imperativo, teniendo en cuenta que casi el 20 % de los más de 218.000 casos confirmados corresponde a personal sanitario.

Esencial e imprescindible

La labor de los taxis ha sido vital, a juicio de los médicos.

“Para mí, fue esencial (…), era un servicio imprescindible”, señala Sara del Carmen Vicente, enfermera de 23 años del hospital 12 de Octubre de Madrid.

“Aparte de llevarnos a los domicilios, esperaban en la puerta hasta que tú terminabas este domicilio para llevarte al siguiente. Tenían disponibilidad 100 % y con toda la calidad y la sonrisa del mundo”, asevera a AFP.

“Cada vez que vienen, te preguntan qué tal estamos llevándolo, cómo estamos nosotros a nivel emocional”, señala y luego agrega:

“Son como si fuesen tu familia en este momento”.

“Una recompensa completa”

Más allá de su labor voluntaria, pocos de los 100.000 taxistas en España logran realmente trabajar, con los límites a la cantidad de taxis que pueden circular fijados por las autoridades regionales ante las restricciones a la movilidad.

“Los ingresos han bajado entre un 80 y un 90 %”, admite Tito Álvarez, de Elite Taxi Barcelona.

“El día que te toca trabajar, como prácticamente no hay taxis, pues se trabaja bien. Pero no te cubre, porque estás trabajando 5 días al mes”, indica.

Aunque el dinero escasea, Gaby Sáez dice que lo peor es saber que cinco compañeros murieron por el virus. “Te toca la fibra”, confiesa.

A pesar de lo anterior, señala que está “muy tranquilo” y que no dejará de hacer los servicios para el personal médico. “Solo ver el agradecimiento que muestran hacia nosotros esas personas, es una recompensa completa”, concluye.