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Este artículo fue curado por pulzo   Jun 9, 2025 - 9:15 am
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Este lunes 9 de junio se inaugura en Viena, Austria, el Consejo de Gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Una reunión crucial para Irán, que podría verse sometido a nuevas sanciones económicas por incumplir sus compromisos en materia nuclear.

Por Pierre Olivier

Esta reunión del Consejo de Gobernadores será, en primer lugar, la ocasión para presentar el último informe de los expertos del OIEA sobre el programa nuclear iraní. Según varias fuentes, Irán seguiría acelerando su ritmo de enriquecimiento de uranio: “Irán nunca ha tenido tanto uranio enriquecido como hoy”, destaca la investigadora del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri) Héloïse Fayet, especialista en energía nuclear. La cantidad de uranio enriquecido en más de un 60 % casi se ha duplicado entre principios de año y hoy. Se estima que Irán posee alrededor de 400 kilos de uranio enriquecido al 60 %, lo que lo acerca a la posible fabricación de armas nucleares si se toma la decisión política”.

Teherán niega cualquier intención de fabricar armas atómicas

Sin embargo, Irán sigue asegurando que su objetivo es únicamente desarrollar su programa nuclear civil. El 8 de junio, Teherán incluso amenazó con reducir su “amplia y amistosa” cooperación con la OIEA si, durante esta reunión, Washington y los europeos adoptaban una resolución contra Irán.

“Para la República Islámica de Irán, si se adopta una resolución que condene las actividades nucleares iraníes, sería un fracaso en la estrategia de división entre, por un lado, la administración Trump y, por otro, los europeos. Ya que Irán siempre se esfuerza por dividir al bando occidental”, señala Clément Therme, investigador asociado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) y del Instituto Internacional de Estudios Iraníes.

Miedo a las sanciones

Con la amenaza de una resolución sobre su cabeza, Irán teme ante todo que Europa y Estados Unidos lleguen a un acuerdo entre ellos. Juntos, Washington, París, Londres y Berlín podrían obligar a Teherán a ser más transparente sobre sus actividades nucleares y a facilitar el acceso de los expertos del OIEA a sus infraestructuras.

Pero lo que también preocupa a Irán es la amenaza de que el asunto se remita a las Naciones Unidas, ya que una remisión a la ONU podría abrir la puerta a posibles nuevas sanciones.

“Snapback”

Aunque ahora dos de los cinco miembros del Consejo de Seguridad, China y Rusia, apoyan a Irán y podrían vetar nuevas sanciones, eso no protegería a la República Islámica de que se le impusieran sanciones. La sutileza proviene del Acuerdo de Viena sobre el programa nuclear iraní, firmado en 2015. Se trata del “snapback”:

“Es una disposición que permite, si un Estado así lo decide, reimponer las sanciones que se habían levantado sobre Irán”, explica Héloïse Fayet, del Ifri. “Y esto puede hacerse con o sin el acuerdo de China y Rusia, ya que es una decisión que se toma sin veto. Por lo tanto, es posible que se tome una decisión sobre el ‘snapback’ en la reunión del Consejo de Gobernadores”.

Por el momento, no se ha hecho nada. Según varios diplomáticos, el Consejo de Gobernadores también podría preservar al máximo la vía diplomática y dar una última oportunidad a Teherán, imponiéndole primero que facilite el trabajo de los inspectores del OIEA. Sin embargo, si Irán no muestra signos de buena voluntad, el caso podría transferirse este verano boreal a las Naciones Unidas, con un alto riesgo de sanciones.

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