El análisis de dichos documentos está basado en correspondencia entre un grupo industrial azucarero e investigadores de la Universidad de Harvard comenzando en 1964 cuando la Asociación del Azúcar decidió llevar a cabo una campaña para debatir la relación del endulzante con las enfermedades del corazón, que había sido demostrada en varios estudios.

De acuerdo con el Telegraph, al año siguiente aprobaron el ‘Proyecto 266’, en el que se comprometían a pagar el equivalente actual a 48.900 dólares a los investigadores de la universidad para que revisaran en un artículo la literatura científica sobre el tema y les dieran borradores del estudio.

El artículo resultante fue publicado en 1967 en el prestigioso New England Journal of Medicine, y decía que “si duda” la única modificación de la dieta necesaria para prevenir las enfermedades cardíacas era disminuir el colesterol y el consumo de grasas saturadas.

Lo que hicieron los investigadores fue amplificar el peso de la literatura científica que culpaba a la grasa de dichas condiciones y mostrar como mucho menor la que hacía lo mismo con el azúcar.

“Déjenme asegurarles que esto es realmente lo que teníamos en mente y estamos ansiosos por su aparición en impreso”, escribió un empleado del grupo a uno de los autores de la investigación.

A pesar de que este caso sucedió hace más de 50 años, el que la industrias relacionadas con el azúcar patrocinen estudios para salvarse el pellejo no ha dejado de suceder.

El año pasado, un artículo del New York Times reveló que Coca-Cola, el productor mundial más grande de bebidas azucaradas, había pagado millones de dólares a investigadores que buscaban minimizar la relación entre estas bebidas y la obesidad.

Tras la publicación de este análisis, la Asociación del Azúcar señaló que en 1967 no se exigía que fueran publicados los nombres de los patrocinadores de los estudios, como sí hacen las revistas académicas desde 1984. También admitieron que debieron “ejercer más transparencia en todas sus actividades investigativas”.

Sin embargo, el efecto de este tipo de estudios engañosos se ha extendido por varias décadas, en las que los médicos y el mismo gobierno de EE. UU., ha promovido dietas que se concentran en reducir la grasa, más que el azúcar para prevenir ciertas enfermedades y especialmente, la obesidad, añade el Times.

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