Tal cual les pasa a algunas personas con bulimia o anorexia, a Romario Dos Santos le parecía que los músculos de sus brazos no eran suficientemente fuertes y por ello, además de ejercicio extremo, comenzó a inyectarse una sustancia conocida como Synthol, dice Capital, de Perú.

Era tal la obsesión por ver sus bíceps grandes, que Dos Santos decidió inyectarse una sustancia compuesta por aceite mineral, analgésicos y alcohol, lo cual le ayudó a aumentar sus bíceps a casi 65 centímetros de diámetro.

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Eso sí, el bíceps estaba completamente desproporcionado respecto de los antebrazos y otras partes del cuerpo.

Luego de un año de inyectarse con la sustancia dos veces por semana, Dos Santos comenzó a notar que su salud se deterioraba. La sustancia también afectó su estado mental, pues trató de suicidarse mientras su esposa tenía seis meses de gestación. El líquido comenzó a solidificarse en los brazos, informa ABC.

Facebook Romario Dos Santos
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Después, un médico le dijo que tendría que amputarle ambas extremidades, por riesgo de una gangrena causada por la mala circulación.

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La noticia afectó al fisicoculturista de tal forma que le dio depresión, y fuera de eso su mujer le advirtió que si no dejaba la obsesión por sus brazos, ella lo iba a dejar, amenaza que fue suficiente para que el hombre tomara conciencia y dejara de fastidiar los músculos de sus brazos.

Hoy en día, el hombre tiene los brazos de tamaño normal y la posibilidad de amputación ya se redujo.

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