Desde hace más de 1.000 años, muchos devotos de Cristo han asegurado que el trozo de tela fue el que cubrió el cadáver de Jesús de Nazaret luego de haber sido torturado y crucificado hasta morir.

Un estudio reciente publicado por la revista PlosOne y citado por News.com asegura que se encontraron fragmentos microscópicos de sangre con una composición especial, que sugieren que la persona que manchó la tela con sus fluidos atravesó varias horas de un profundo sufrimiento.

Hay que recordar que el Manto de Turín o Santo Sudario es una tela de más de 4 metros de largo por 1,1 m de ancho y que tiene la silueta de un hombre por delante y por detrás.

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Las nanopartículas halladas sobre la tela, destaca Elsalvador.com, “no son típicas de la sangre de una persona sana (…). Muestran altos niveles de sustancias llamadas creatinina y ferritina, que se encuentran en pacientes que sufren traumas múltiples fuertes, como la tortura”.

Elvio Carlino, jefe de la investigación y experto del Instituto de Cristalografía de Italia dijo, citado por el portal Crónica, que los hallazgos contradicen las versiones de que el manto fue pintado: “Las características de estas partículas no pueden ser artefactos hechos a lo largo de los siglos en el tejido de la Sábana Santa”, asegura el experto.

La revista PlosOne hace un recuento de los muchos estudios de la tela a lo largo de siglos para comprobar su autenticidad, y concluye que el utilizado recientemente se realiza en el nivel ‘nano’ o atómico que en efecto arroja que el cuerpo envuelto con el manto sufrió politraumatismos que le ocasionaron la muerte. Que sea el cuerpo de Jesús o no sigue siendo un misterio, pero por lo menos se despejó la duda de si era una pintura.

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