1. La ‘primavera árabe’

En 2011, varios movimientos de protesta se tomaron algunos países árabes, lo que produjo la caída de sus respectivos mandatarios. En esa época, el presidente de Egipto Hosni Mubarak, y el de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali, cayeron ante la presión popular. En Siria se quería hacer algo similar con el presidente Bashar Al-Asad, recuerda Al Jazeera.

Las protestas surgieron en el país luego de la detención y tortura de 15 jóvenes que hicieron algunos grafitis en apoyo a la mencionada ‘primavera’. Además, la supresión de libertades y la crisis económica adobaron el descontento, que apoyaban varios movimientos islamistas. En medio de las manifestaciones, el régimen de Al-Asad mató a cientos de los participantes. En ese contexto, en julio de 2011, miembros del ejército anunciaron la creación del Ejército Libre de Siria, que buscaba derrocar al gobierno. Allí empezó todo.

2. Conflicto religioso

La violencia en el país rápidamente desencadenó en una guerra civil. Los rebeldes empezaron a formar escuadrones para luchar contra el gobierno por el control de las ciudades, hasta llegar incluso a la capital, Damasco, y a la segunda ciudad del país, Alepo.

Pero aparte del descontento popular, el conflicto también tomó tintes religiosos, de manera que la mayoría suní (un grupo religioso dentro del Islam) que hay en el país empezó a combatir a la secta Shia Alawite, de la que hace parte el presidente Al-Asad. La anexión del grupo Estado Islámico a este conflicto le dio una dimensión enorme, comenta BBC.

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3. Grupo Estado Islámico

El grupo yihadista, responsable de varios ataques terroristas en Europa, ha sido uno de los actores más importantes del conflicto, al tomar el control de varios puntos importantes del país y de su vecino, Irak, luego de declarar ese territorio como un “califato”, en 2014. Además de combatir a sus rivales yihadistas del frente Nusra, afiliado a Al-Qaeda (organización responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington), pelea contra el gobierno y las fuerzas kurdas. Su acción dentro de la guerra y sus métodos despiadados y sanguinarios han puesto al grupo en el centro del conflicto.

4. Intervención internacional

La guerra siria tomó tintes globales debido a que es uno de los aliados más importantes de Rusia en esa región. Por lo tanto, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha mostrado su irrestricto apoyo al gobierno de Al-Asad en su lucha contra el “terrorismo”.

Por otro lado, ante la dimensión del conflicto y el uso de armas químicas, Estados Unidos había amenazado con atacar al país. Esa idea no sólo se le ocurrió al presidente Donald Trump, sino que también la había propuesto su antecesor, Barack Obama, cuando, en 2013, advirtió los mencionados ataques químicos representaban una “línea roja” que llevaría a una intervención. Sin embargo, ella no llegó nunca.

5. Bombardeo de Estados Unidos

Ahora, el presidente Trump decidió tomar medidas luego del ataque con armas químicas que el gobierno de Bashar Al-Asad hizo esta semana en el norte del país, y que dejó 72 muertos, como informó The Guardian. Una fuente militar siria negó que el gobierno de ese país o el ruso se hallen detrás del ataque, que generó repudio en todo el mundo, como recuerda EFE. La fuente anónima declaró:

Esas alegaciones son nulas y sin efecto. Ni los aviones sirios ni los rusos han empleado nunca armas químicas en su lucha contra el terrorismo”.

Sin embargo, Trump decidió bombardear con 59 misiles Tomahawk una base aérea siria, ubicada cerca a la ciudad de Homs, en lo que representa el primer ataque directo de Estados Unidos en los 6 años que lleva la guerra civil, como informó CNN. Lo más cerca que había estado la potencia norteamericana de participar en la guerra había sido en 2014, cuando una coalición encabezada por ella bombardeó puntos controlados por el grupo Estado Islámico.

Según las Naciones Unidas, todos los agentes que participan en el conflicto han cometido crímenes de guerra, como asesinato, tortura y desapariciones forzosas. Además, han dicho que el sufrimiento de la población siria (que incluye bloquear el acceso a alimentos, agua y servicios de salud) ha sido usado como método de guerra.

Las cifras que al día de hoy deja la guerra en Siria son alarmantes: 465 mil personas muertas, más de un millón heridas y cerca de 12 millones de habitantes (la mitad de la población del país antes de la guerra) han sido desplazadas de sus hogares. Ahora, con el ataque de Estados Unidos, la incertidumbre y la tensión parecen agudizarse. Y es la población la que pagará los platos rotos.

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