La mezquita fue el lugar en el que Abu Bakr al-Baghdadi se autoproclamó líder (califa) del grupo terrorista. Su destrucción, hace una semana, fue interpretada por muchos como el inicio del fin de la agrupación. Hoy, las fuerzas iraquíes están en el corazón de la ciudad, donde se libra una larga batalla desde hace varios meses, y con la posibilidad de tomarla completamente, informa The Guardian.

Haidar al-Abadi, primer ministro de Irak, dijo que la toma de las ruinas de la mezquita, que fue construida hace más de 800 años, es “el fin del Estado Islámico”, y agregó, citado por BBC:

“No cederemos, nuestras valientes fuerzas traerán la victoria. Continuaremos combatiendo al Daesh (nombre en árabe del grupo terrorista) hasta que el último de ellos esté muerto o sometido a la justicia”.

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A pesar de la optimista declaración del funcionario, la batalla aún no termina, y se cree que algunos militantes yihadistas aún están en la ciudad, aunque escondidos en solo algunos barrios. Sin embargo, las autoridades del país confían en que la sangrienta batalla que se lleva a cabo en Mosul termine en los próximos días, informa Al Jazeera.

Por otro lado, la ONU les ha pedido a las autoridades iraquíes que detengan los “actos de venganza” en la ciudad, donde cientos de familias han sido obligadas a salir debido a las acusaciones de ayudarle al grupo Estado Islámico, indica el medio portugués Público.

En la batalla de Mosul, que inició hace 8 meses, las tropas del Estado han logrado reducir y arrinconar a los terroristas, pero a un costo muy alto, ya que se calcula que por las bombas ocultas de los militantes yihadistas, al menos 1.000 miembros de la policía y el ejército han perdido la vida, puntualiza The Guardian.

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