El pontífice formó parte de la procesión que anduvo desde la sede del papa copto Teodoro II hasta la iglesia de San Pedro y San Pablo, donde un atacante suicida mató a 29 personas el pasado 11 de diciembre.

Una vez dentro del templo, Francisco se sentó junto a Teodoro II y participó en una misa.

El ataque del 11 de diciembre causó conmoción dentro y fuera de Egipto. Hace tres semanas otros dos atentados, reivindicados también por el EI, mataron a 45 personas en dos iglesias coptas.

El papa Francisco visita Egipto en medio de grandes medidas de seguridad, con el objetivo de promover el diálogo entre el cristianismo y el islam.

La visita del pontífice argentino, rodeada de altas medidas de seguridad, la primera al más poblado de los países árabes, se produce tres semanas después de dos ataques contra iglesias coptas ortodoxas que causaron la muerte de 45 personas, reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

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“Ninguna violencia puede ser perpetrada en nombre de Dios porque profanaría su nombre”, declaró el papa en un discurso pronunciado en una conferencia organizada por la institución sunita Al Azhar, donde asistió tras su llegada a El Cairo a primera hora de la tarde.

Los alrededores de la nunciatura apostólica, donde residirá el papa durante su estancia, estaban cortados al tránsito y bajo la vigilancia de un importante número de policías y soldados.

El papa Francisco visitó el palacio presidencial para reunirse con el presidente Abdel Fatah Al Sisi. Después, acudió a la institución Al Azhar, donde fue recibido por el gran imán, el jeque Ahmed Al Tayeb. Más tarde tenía previsto reunirse con el papa copto ortodoxo Teodoro II.

En su discurso, el pontífice criticó los “populismos demagógicos” que, según él, no ayudan “a consolidar la paz y la estabilizad”. “Ninguna incitación a la violencia garantizará la paz”, recalcó, sin citar ningún ejemplo de lo que él considera un gobierno populista.

También instó a “bloquear los aflujos de dinero y de armas” para “evitar conflictos y edificar la paz”.

La visita de Francisco tiene como objetivo también reactivar las frías relaciones entre Al Azhar y el Vaticano, crispadas en 2006 tras las controvertidas declaraciones del entonces papa Benedicto XVI en las que pareció vincular el islam con la violencia.

Respeto de los Derechos Humanos

Todas las iglesias estaban bajo estrecha seguridad, por miedo a atentados, mientras que los yihadistas se comprometieron a multiplicar los ataques contra los coptos, mayoritariamente ortodoxos, que representan cerca del 10 % de los 92 millones de egipcios.

En diciembre, un atentado suicida reivindicado por EI mató a 29 personas en una iglesia copta en El Cairo, donde Francisco se reunirá por la tarde con Teodoro II.

Los coptos ortodoxos de Egipto, comunidad cristiana más importante en Oriente Medio, dicen ser víctimas de discriminación por parte de las autoridades y de la mayoría musulmana.

En otro discurso ofrecido ante Al Sisi, el papa Francisco llamó al respeto “incondicional” de los Derechos Humanos y citó en particular “la libertad religiosa y de expresión”.

Las organizaciones internacionales de defensa de los Derechos Humanos acusan regularmente al presidente egipcio de haber instaurado un régimen ultrarrepresivo que no tolera ninguna voz opositora desde que destituyó en 2013 a su predecesor, el islamista Mohamed Mursi.

Sus detractores consideran que el presidente ha cerrado el paréntesis democrático que se abrió en 2011 con la revuelta que expulsó del poder a Hosni Mubarak.

Aún así, Al Sisi es el primer presidente de su país que ha asistido a la misa de Navidad en la catedral ortodoxa copta de El Cairo, un gesto apreciado por la comunidad.

Con AFP

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