“China siempre se ha opuesto firmemente al caos y al conflicto en la península coreana. De este punto de vista, la respuesta militar no debe ser una opción”, declaró el embajador chino, Liu Jieyi, durante una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

De esta manera, el único gobierno aliado de Corea del Norte, anticipó su rechazo a las intenciones de Estados Unidos de responder al lanzamiento exitoso de un misil intercontinental,

Rusia, otro de los miembros del Consejo con asiento permanente y derecho a veto, declaró el miércoles en el Consejo de Seguridad de la ONU que se opone a nuevas sanciones contra Corea del Norte y dijo que una opción militar era “inadmisible”.

“Todos deben reconocer que las sanciones no resolverán el asunto”, dijo el embajador adjunto ruso, Vladimir Safronkov, en una reunión de emergencia del Consejo, agregando: “Simplemente nos apresuramos hacia un callejón sin salida”.

“Cualquier intento por justificar una solución militar es inadmisible”, agregó el diplomático ruso en la sesión.

Estados Unidos planea su respuesta

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Estados Unidos, respaldado por Francia, propondrá al organismo nuevas sanciones contra el régimen de Pyongyang. El Consejo de Seguridad se reunió este miércoles de emergencia a petición de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.

El lanzamiento de un ICBM por parte de Corea del Norte, que según expertos es capaz de alcanzar Alaska, “es una clara y nítida escalada militar”, aseguró la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, durante la reunión.

“En los próximos días presentaremos ante el Consejo de Seguridad una resolución que aumenta la respuesta internacional de forma proporcional a la nueva escalada de Corea del Norte”, señaló.

Haley dijo haber hablado este miércoles con el mandatario Donald Trump sobre la posibilidad de establecer restricciones comerciales a aquellos países que siguen teniendo lazos con Pyongyang.

Sostuvo también que Estados Unidos quiere evitar la confrontación militar y se enfoca en la manera de endurecer las sanciones, identificando el papel de China como clave.

“Gran parte de la carga de la aplicación de sanciones de la ONU corresponde a China. El 90% del comercio con Corea del Norte es de China”, dijo.

“Vamos a trabajar con China, vamos a trabajar con cualquier país que crea en la paz, pero no se repetirán los enfoques inadecuados del pasado que nos han traído a este día oscuro”.

China y su trabajo de “zapa”

En los meses iniciales de su mandato, Trump apostó a convencer a China de que controlara los arrebatos nucleares de su aliado norcoreano.

Pero el paso del tiempo lo convenció de que Pekín no obraría en ese sentido.

En una última señal de su creciente fricción el gigante asiático, Trump afirmó este miércoles en Twitter que China estaba minando los esfuerzos de Estados Unidos y había aumentado su comercio con Pyongyang.

Según Frank Aum, exasesor sobre Corea del Norte del Departamento de Defensa, aumentar las sanciones es la única opción realista para Estados Unidos.

“No creo que en la administración Trump se planteen ninguna otra opción. Ya no creen realmente en las negociaciones y piensan que deben aumentar la presión, sobre todo en materia financiera”.

Estados Unidos logró sumar a Francia a su idea de reforzar las sanciones contra Corea del Norte, pero Rusia y China se oponen.

Durante una visita a Moscú, el presidente chino Xi Jinping dijo el martes que ambos países eran partidarios de una “doble moratoria”: Pyongyang se comprometería a cesar sus ensayos nucleares y Washington a renunciar a nuevas maniobras militares conjuntas con su aliado sudcoreano.

“Todos debemos reconocer que las sanciones no resolverán el problema”, dijo el miércoles el embajador adjunto ruso ante la ONU, Vladimir Safronkov, y advirtió que una opción militar era “inadmisible”.

El embajador chino, Liu Jieyi, dijo a su vez este miércoles que la respuesta militar a la crisis “no debe ser una opción”.

“Línea roja”

Al comienzo de su mandato Trump había desestimado la idea de que Corea del Norte pudiera lanzar con éxito un ICBM.

Pero expertos independientes estadounidenses afirmaron el martes que Pyongyang puede llegar a a estar en condiciones de alcanzar Alaska con e incluso el territorio continental de Estados Unidos.

El Consejo de Seguridad adoptó el año pasado dos resoluciones para aumentar la presión sobre Corea del Norte e impedir que su líder Kim Jong-Un tuviese acceso al dinero necesario para financiar sus programas militares.

Estas resoluciones apuntaron directamente a las exportaciones de carbón norcoreano, fuente importante de ingresos para el régimen.

En total, la ONU ha impuesto seis paquetes de sanciones contra Corea del Norte desde su primer ensayo atómico en 2006.

El nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-In, calificó a su vez de “grave provocación” la acción de su vecino y se mostró partidario de “reaccionar con algo más que una mera declaración”.

Moon, que defiende una política de sanciones hacia Corea del Norte combinada con esfuerzos para que regrese a la mesa de negociaciones, advirtió a Pyongyang que hay una “línea roja” a no franquear.

Pyongyang, que ya ha llevado a cabo cinco pruebas nucelares y dispone de un pequeño arsenal de bombas atómicas, sostiene que su nuevo misil puede transportar “una gran cabeza nuclear”.

En respuesta  al misil balístico intercontinental probado la víspera por Pyongyang, Washington y Corea del Sur dispararon este miércoles misiles que simularon un ataque de precisión contra la dirigencia norcoreana.

La agencia surcoreana Yonhap habló de un “mensaje de advertencia”, al tiempo que el estado mayor de las fuerzas armadas de Seúl explicó que el ejercicio había “demostrado la capacidad de golpear con precisión el cuartel general del enemigo en caso de urgencia”.

“La retención, que es una elección, es lo que separa al armisticio de la guerra”, dijo por su lado Vincent Brooks, comandante de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur, que suman unos 28.000 soldados.

Con AFP

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