Francisco Ríos y Emanuel Godoy viven en la ciudad argentina de Paraná pero nunca habían tenido contacto entre ellos.

Hace un año, Francisco, que es profesor de educación física con un posgrado en discapacidad, comenzó a tener movimientos anormales y sin esperar un diagnóstico decidió concurrir a un centro de rehabilitación en busca de ayuda.

Eligió el Centro Integral de Rehabilitación Neurológica de Entre Ríos (CIRNER) y allí se produjo el reencuentro con su hermano.

“Cuando yo llegué al Centro, le dije a mi mamá que había un chico que tiene mi misma patología. Y me dice: ‘Debe ser tu hermano, seguro’. No le creí, la verdad”, contó Francisco al canal El Once de Paraná.

Su mamá adoptiva, Gloria, investigó y encontró al papá adoptivo de Emanuel. “Así fue que fusionaron las historias”, explicó Ríos.

“Me dijo mi papá que él era mi hermano y me puso muy contento. Ahora tengo un hermano al que veo todos los días”, afirmó de su lado Emanuel, que llevaba un año concurriendo al centro de rehabilitación.

El artículo continúa abajo

Hermanos y reunidos por la enfermedad pero, aclara Francisco, “somos de diferentes equipos. Yo soy de River y él es de Boca”, los archienemigos del fútbol argentino.

Los dos padecen la enfermedad de Hungtington, un mal que afecta a diez de cada 100 mil personas y que produce movimientos involuntarios que solo paran cuando el enfermo está durmiendo, explicó Javier Rolles, neurólogo del CIRNER.

Para Rolles, el reencuentro “les va a venir muy bien en la parte anímica para enfrentarse lo que viene por delante”.

El desafío para los dos ahora es “encontrar a los otros 17 hermanos. Mi mamá siempre me contó la verdad: que yo era adoptado y tenía 18 hermanos”, contó Francisco al diario Clarín.

Ríos dijo que habría tenido la oportunidad de conocer a su madre biológica hace unos meses pero no estuvo interesado. “Fuimos a buscar respuestas genéticas por mi situación y descubrimos que otros cinco hermanos habían fallecido”, es decir que eran 24 hermanos.

Con AFP