Al presidir por primera vez una reunión ministerial de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario de Estado, Rex Tillerson, instó a una campaña de presión sin precedentes para forzar a Corea del Norte a frenar su programa nuclear y balístico.

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“No actuar ahora ante el problema de seguridad más apremiante en el mundo podría traer consecuencias catastróficas”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.

Tillerson estimó que “todas las opciones” de respuesta a los ensayos balísticos y nucleares de Corea del Norte “deben permanecer sobre la mesa”.

“La amenaza de un ataque nuclear contra Seúl o Tokio es real, y probablemente solo es un problema de tiempo antes de que Corea del Norte desarrolle la capacidad de atacar territorio estadounidense”, expresó el diplomático.

Tillerson dijo al Consejo que “no hay razón” para pensar que el Pyongyang cambiará de rumbo bajo las actuales sanciones multilaterales: “Ha llegado el momento para que todos ejerzamos nueva presión sobre Corea del Norte para que abandone este peligroso camino”.

“Insto a este Consejo a actuar antes de que Corea del Norte lo haga”.

Pyongyang se comprometió en 2003 a participar en negociaciones con Corea del Sur, Japón, Rusia, Estados Unidos y China, pero estas conversaciones fracasaron en 2009 y el gobierno de Barack Obama no dejó de emitir sanciones y guiños para relanzar las charlas durante los siguientes ocho años.

En tanto, el régimen comunista multiplicó sus ensayos de misiles balísticos, realizando incluso cinco pruebas nucleares subterráneos, dos de ellos en 2016.

“Influencia” de China

Estados Unidos insiste en que la ONU endurezca las sanciones al país comunista, pero también aspira a que China tome el liderazgo político usando su influencia sobre el Pyongyang.

Tillerson reiteró sus llamados a Pekín para que ejerza su “influencia económica” para obligar a Corea del Norte a detener sus programas armamentísticos.

“Nosotros debemos hacer nuestra parte, pero China representa el 90 % del intercambio comercial norcoreano; China tiene una influencia económica sobre Pyongyang única y su papel es particularmente importante”, afirmó el diplomático estadounidense.

El canciller chino Wang Yi respondió a los llamados de Tillerson, advirtiendo de los riesgos de acciones militares como represalia al programa armamentístico de Pyongyang.

“El uso de la fuerza no resuelve las diferencias y solo llevará a mayores desastres”, expresó Wang, para quien el diálogo con Corea del Norte es la única vía para intentar resolver la crisis con Pyongyang.

“El diálogo y las negociaciones representan la única opción correcta, realista y viable”, dijo el ministro chino. Wang también alabó la necesidad de la “desnuclearización de la península y la conservación del régimen internacional de no proliferación nuclear” para “evitar el caos” en la región.

Riesgo de confrontación

En tanto, Rusia advirtió contra la imprudencia. En comentarios al parecer dirigidos a Washington y Pyongyang, el vicecanciller ruso Gennady Gatilov dijo que “la retórica temeraria ha llevado a una situación en la que todo el mundo se pregunta seriamente si va a haber una guerra o no”.

Tras llegar al poder el 20 de enero, el gobierno de Trump bajó el tono de sus amenazas de recurrir a la fuerza y privilegió las gestiones diplomáticas, pese a que hace varias semanas Washington y Pyongyang se lanzaron amenazas de una acción militar.

El presidente estadounidense reiteró la noche del jueves su preferencia por una solución negociada, subrayando el riesgo de una confrontación militar.

“Hay una posibilidad de que terminemos teniendo un conflicto realmente mayor con Corea del Norte. Absolutamente”, dijo Trump a la agencia de noticias Reuters. “Nos gustaría resolver las cosas por la vía diplomática, pero es muy difícil”.

En la entrevista con RPN, Tillerson reiteró los objetivos de Washington: “No buscamos un cambio de régimen, no buscamos un colapso del régimen, no buscamos una reunificación acelerada de la península. Lo que buscamos la desnuclearización de la península coreana”.

Cualquiera sea el caso, Estados Unidos y “otros países estarían listos para ayudar (a Corea del Norte) en el camino al desarrollo económico para convertirse en un elemento estable y asegurar una Asia del noreste próspera”, dijo en tanto a FoxNews.

Trump provocó el jueves una polémica con su aliado Corea del Sur al sugerir que Seúl debería pagar por el escudo antimisiles estadounidense que está desplegando para contrarrestar la amenaza de Corea del Norte y cuyo costo asciende a 1.000 millones de dólares.

Pero Seúl respondió que según los términos de los acuerdos sobre la presencia militar estadounidense en el país, Corea del Sur provee el terreno para el sistema THAAD y las infraestructuras, mientras que Washington paga por su despliegue y su funcionamiento.

“No hay cambios a esta posición”, dijo el ministerio de Defensa surcoreano en un comunicado.

AFP

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