‘Juego de Tronos’ le permite lucrarse, pero Dubrovnik a veces se cansa de ser Desembarco del Rey (nombre de la capital del reino, en la serie). La ciudad, ya de por sí un imán para los turistas, se ve invadida por los aficionados de la serie que quieren conocer dónde se rodó.

Desde la segunda temporada, emitida en 2012, HBO transformó la antigua ciudad Estado comercial de Ragusa en Desembarco del Rey, la capital de los Siete Reinos. También parte de la última temporada, que se emitirá a partir del 14 de abril, se rodó en esta ciudad amurallada.

“Shame! Shame!” (“¡Vergüenza, vergüenza!”) grita desde la escalera de los Jesuitas un grupo de adolescentes estadounidenses a su acompañante, Michelle Bechtold, de 47 años, reproduciendo una mítica escena en la que la reina Cersei camina desnuda mientras una muchedumbre la insulta, le escupe y le lanza inmundicias.

“Es realmente necesario venir al lugar en el que rodaron”, dice esta estadounidense, que considera que ‘Juego de Tronos’ es un “enorme plus” para Dubrovnik.

Todos los días hay turistas que reproducen este “paseo de la vergüenza” en el que la reina Cersei camina desnuda mientras una muchedumbre la insulta, le escupe y le lanza inmundicias.

Desde la terraza de su pizzería, a los pies de la escalinata barroca, Niko Grljevic ya no se da cuenta de que están ahí. “No voy a escupir en la mano que me da de comer”, reconoce.

Sin embargo, a este nativo de la llamada “perla del Adriático” le gustaría que en verano los turistas más imprudentes (o los más borrachos) se abstengan de desnudarse y gritar “Shame! Shame!” desde el amanecer.

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Aunque en la ciudad vieja no hay mucha gente a la que despertar. De 5.000 residentes a principios de los años 1990, el número pasó oficialmente a 1.500. “Pero en realidad, somos 700”, asegura Niko Grljevic.

Los demás alquilan sus viviendas por una fortuna, las convierten en restaurantes o las venden a extranjeros por hasta 10.000 euros el metro cuadrado. Y se van, cansados de “tener que empujar a la gente para salir y volver a su casa” en verano, cuenta Ivan Vukovic, de 38 años.

Bendición y maldición

La serie “nos aportó mucho”, pero ahora “ya no sabemos qué hacer con toda esta gente”, explica este guía, profesional desde 2002. La serie “puede ser una bendición” o “una maldición”, advierte.

Pero él tampoco escupe en la mano que le da de comer. “¡Gracias, Malta!”, suelta mientras cuenta que la elección de Dubrovnik se debió a las diferencias entre HBO y las autoridades maltesas, que acogieron la serie inaugural.

De cada 10 visitas que realiza, Ivan Vukovic dedica la mitad a ‘Juego de Tronos’, tres al pasado de Dubrovnik y las otras dos asocian leyenda e historia de esta ciudad incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Por eso duda si ponerse su camiseta con la leyenda “Dubrovnik es mucho más que Desembarco del Rey” por temor a que los fans le den la espalda y a recibir malos comentarios en Trip Advisor.

Cuando se acercan a la escalera de los Jesuitas, les pide que no griten “Shame!” demasiado fuerte y que no se desnuden.

La oficina de turismo dice que no puede cuantificar el impacto de la serie. Según un estudio del Instituto de Economía, basado en Zagreb, entre 2012 y 2015 atrajo a la ciudad a 244.000 turistas más, que gastaron 126 millones de euros (141 millones de dólares).

Desde entonces, el fenómeno se aceleró, según Ivan Vukovic, que calcula que el aumento del turismo debido a ‘Juego de Tronos’ fue de entre 15 % y 20 %.

Pero Dubrovnik está saturado, con casi 1,3 millones de turistas en 2018, un alza del 8 %.

“Ni a las palomas […] les queda espacio”, dice Gordan Prislic, jubilado de 70 años y presentador de un programa de radio. “Me da miedo que el turismo destruya nuestra ciudad vieja, en la que todo el mundo vive bien y se gana bien la vida”, dice.

E insta a beber agua de la fuente medieval: “Es la única cosa gratuita”, ironiza.

A unos metros de ahí, una tienda vende un abrebotellas de ‘Juego de Tronos’ a 40 euros, camisetas a 34, vasos-cáliz a 80, una jarra de cerveza a 100. En otra, los visitantes pueden fotografiarse con una réplica del trono por 4,5 euros. Pero para quienes compran es gratis, precisa la comerciante.