“No me gusta cómo somos tratados solo por nuestro color de piel, eso no significa nada para mí”, comienza la pequeña, que luego de una pausa rompe en llanto, durante un Concejo de la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte, donde recientemente se registraron fuertes protestas por el asesinato de Keith Scott, un hombre negro desarmado y con una condición cerebral, a manos de la policía.

“Es una lástima que nuestros padres y madres sean asesinados y no podamos verlos más. Es una lástima que tengamos que ir al cementerio y enterrarlos. Y tenemos lágrimas. No deberíamos tener lágrimas. Necesitamos a nuestros padres y madres a nuestro lado”.

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