En la primera de cuatro intervenciones en torno a ‘El escritor y sus demonios’, Vargas Llosa dijo que descubrió desde muy joven los problemas sociales y políticos del Perú y siempre se preguntaba cómo se puede ser escritor en un país donde muy poca gente lee.

Los pobres no leen porque son ignorantes y los ricos (no leen) porque les dan poca importancia a la cultura y la literatura, y también son ignorantes”, expresó.

La serie de conferencias del Nobel se enfocará en cuatro de sus novelas y en la diversidad de temas cubiertos durante su extensa carrera, estilos y técnicas diferentes, comenzando por ‘La ciudad y los perros’.

Vargas Llosa reveló que los problemas morales que le planteaba su vocación se disiparon cuando ingresó a la universidad, donde su pensamiento fue “impregnado por las ideas de los filósofos franceses”, en particular Jean Paul Sartre, para quien hacer literatura era una forma de participar en los cambios históricos de manera muy efectiva.

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Sartre me convenció de que con la vocación literaria uno no actuaba de manera despectiva sobre los problemas de la sociedad, sino que los cambios en sus orígenes eran siempre ideas”, dijo.

‘La ciudad y los perros’ fue su primera novela, publicada en 1963 y considerada de trascendental importancia porque colocó a la narrativa peruana en el llamado ‘boom latinoamericano’, junto con diversos autores de del continente

El escritor dijo estar muy agradecido con su padre por haberlo enviado a ese colegio, aunque su intención era tratar de alejarlo de una vocación que consideraba como “un pasaporte al fracaso”.

Para mi padre, los escritores eran bohemios casi marginales y no muy viriles, y pensó que la rigurosidad de un colegio militar sería la cura para mi vocación extravagante”, relató.

Vargas Llosa indicó que los años en el colegio le permitieron aprender sobre la realidad social del Perú, de la que vivía aislado, y obtener la información para comenzar a escribir la novela en el otoño de 1958, en Madrid (España), y terminarla en una buhardilla de París (Francia) en 1961.

El primer título fue ‘Los impostores’, luego lo cambió por ‘La ciudad y las nieblas’, y al final, por sugerencia del crítico peruano José Miguel Oviedo, se decidió por ‘La ciudad y los perros’.

Con EFE

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