El avión despegó del aeropuerto Oslo Gardermoen a las 9:34 de la mañana de ese día, pero apenas llegó hasta la frontera con Suecia antes de devolverse, dar unas vueltas para liberarse del exceso de combustible, y aterrizar de nuevo en la terminal, informa Independent.

Fatima Elkadi, asesora de comunicaciones de la aerolínea Norwegian, responsable del vuelo, informó el motivo del regreso: un problema en el baño, que finalmente no fue especificado.

La ironía de que 85 plomeros no hayan bastado para arreglar un baño ha hecho que la historia haya tomado relevancia. Frank Olsen, presidente ejecutivo de la empresa de plomería Rørkjøp, dijo que les hubiera gustado arreglar el baño, pero el defecto debía hacerse desde la parte exterior del avión.

“No queríamos tomar riegos al enviar a un plomero a trabajar a 10 mil metros de altura”..

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El ejecutivo dijo que a pesar del inconveniente, dentro del avión había un buen ambiente, y la situación fue tomada con humor por los propios plomeros.  “Tantos plomeros en un avión y tiene que regresar por un problema en el baño. Hay un buen humor en eso”, dijo Hans Christian Ødegård, uno de los trabajadores que iba en el vuelo citado por Newsweek.

Según The Telegraph, luego del incidente, la aerolínea ofreció una disculpa:

“Nos gustaría agradecerles a los pasajeros por su paciencia y quisiéramos disculparnos por el inconveniente”.

Expertos en el aeropuerto noruego arreglaron el problema tan pronto aterrizó el avión, que volvió a despegar y llegó sin ningún otro imprevisto a Múnich sobre el mediodía de ese mismo 27 de enero.

Este no es el único incidente relacionado con un baño de avión en las últimas semanas. El más reciente y recordado ocurrió a principios de enero, cuando una aeronave tuvo que aterrizar de emergencia en Anchorage, Alaska, porque un pasajero untó el baño de heces.

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