Pese a que el movimiento (cuyo nombre en alemán es Alternative für Deutschland) no obtuvo las mayorías en el Parlamento Federal del país, los resultados de las elecciones del pasado domingo son, a todas luces, una victoria, ya que el partido pasó de no tener ningún escaño en el legislativo, a ser la tercera fuerza política de Alemania, con 87 parlamentarios.

El hecho es particular, especialmente en un país como Alemania, con un pasado político relacionado con la extrema derecha (en específico, con el nacionalsocialismo de Adolf Hitler) que, hasta ahora, los ciudadanos habían rechazado. Hay que aclarar que, directamente, AfD no reivindica las ideas del llamado ‘führer’, pero, por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores del país aseguró que “verdaderos nazis” estarán de nuevo en el ‘Bundestag’ (parlamento), recuerda Deutsche Welle.

Si bien la plataforma del partido está consignada en un documento de algo más de 70 páginas, en el que incluyen temas como los impuestos, los derechos de los animales y hasta temas de televisión pública; el único tema en el que, según los propios alemanes, AfD tiene habilidad, es en todo lo relacionado con la inmigración.

De hecho, esa fue una de sus banderas de campaña a lo largo de los últimos meses. En ese sentido, según Oskar Niedermayer, académico experto en partidos políticos de Alemania, dice que los refugiados, el terrorismo y el islamismo son los blancos fundamentales de la AfD.

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El ascenso del partido, sin embargo, no implica necesariamente que sus votantes sean pronazis. Pero lo que sí parece quedar claro es que AfD, más allá de ver a los alemanes como un grupo de individuos iguales entre sí, los considera como una unidad étnica y cultural que puede ser superior a otros grupos humanos. Y tal vez es ese el asunto que más preocupa luego de las elecciones del domingo.

Y es que Alexander Gauland, líder del partido, luego de advertir que iría “a la caza del gobierno” de Merkel para retomar su país y su pueblo, dijo:

“No queremos entregar a Alemania a una invasión de extranjeros de cultura diferente. Así de sencillo”.

BBC recuerda que AfD tomó fuerza luego de la decisión de la canciller de abrirles la puerta del país a más de 900 mil refugiados e inmigrantes. Eso indica claramente cuáles serán las prioridades del partido en el Parlamento, ahora que ya no es más una fuerza rezagada en Alemania.

Merkel, por su parte, celebró su cuarta reelección, aunque la sensación es que su victoria fue pírrica, en parte por el ascenso de la extrema derecha, pero también porque su partido perdió escaños en el ‘Bundestag’, lo que significa el peor resultado para su colectividad en los últimos años (perdió 93 asientos parlamentarios). El veredicto, seguramente, es una factura de cobro por haber recibido a los refugiados, dice BBC en otra nota.

Así pues, veremos cómo maniobra Merkel su cuarto mandato con una nueva fuerza que, más allá de tener un discurso atractivo para muchos, ahora tiene mucho más poder, y se podría convertir en una genuina ‘piedra en el zapato’ para la líder de la primera potencia europea.

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