En entrevista con Clarín, el estadounidense dijo que una implosión (como la que pudo haber sucedido en el submarino) es “uno de los eventos más poderosos que se pueden imaginar”, ya que el acero de 4 pulgadas de grueso que compone la embarcación se dobla “como papel”.

Dettweiller le dijo al medio argentino:

“El cuerpo humano no sobrevive a este tipo de evento. Y el intercambio de agua y fauna oceánica aceleran la descomposición y no dejan rastros. Puede no quedar nada”.

El experto cree que la versión más lógica es la que se ha ofrecido hasta ahora: que entró agua al submarino a través del ‘snorkel’, lo que ocasionó el daño de las baterías. A pesar de eso, dice que tragedias de este tipo se producen por una serie de eventos que llevan al desastre final.

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Sobre la explosión detectada en el mar, el ingeniero dijo que le sorprendió que la información al respecto se conociera solo una semana después de la desaparición del sumergible, ya que lo que habitualmente se hace es revisar las matrices de sensores acústicos en las aguas cercanas. Sin embargo, dijo que debido a que el sistema acústico en la actualidad depende en gran medida de instituciones privadas, es más difícil conseguir datos.

Dettweiller tiene fama mundial por haber encontrado los restos del famoso transatlántico RMS Titanic en el océano Atlántico Norte. Sin embargo, cree que su mayor hallazgo fue en 1999, cuando ayudó a ubicar el submarino israelí INS Dakar, que estaba a cerca de 3.000 metros de profundidad. En 1995 también ayudó a localizar a un submarino japonés hundido en 1944. Ahora se mostró dispuesto a ayudar a encontrar el ARA San Juan.

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