El desprendimiento se produjo “en algún momento” entre el lunes 10 de julio y el miércoles 12 de julio de 2017, informa en su sitio web Midas, que ha vigilado la evolución de la situación.

“El iceberg, que probablemente se llamará A68, pesa más de un billón de toneladas. Su volumen es el doble que el del Lago Erie, uno de los Grandes Lagos”, agrega el sitio.

También explica que el desarrollo de la fisura durante el último año fue monitoreado usando datos de los satélites Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea (AEE), y agrega que Sentinel-1 es un sistema de imagen de radar capaz de adquirir imágenes independientemente de la cobertura de nubes, y durante todo el período de invierno actual de la oscuridad polar.

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El Iceberg ya flotaba antes de que parara, por lo que no tiene impacto inmediato sobre el nivel del mar. “La separación deja la plataforma de hielo de Larsen C reducida en área en más del 12 %, y el paisaje de la Península Antártica cambió para siempre”, agrega Midas.

“Aunque el resto de la plataforma de hielo continuará naturalmente a regenerarse, los investigadores […] han demostrado previamente que la nueva configuración es potencialmente menos estable que antes de la grieta”, añade el informe sobre la separación.

Nasa / Midas

“Existe el riesgo de que Larsen C pueda eventualmente seguir el ejemplo de su vecino, Larsen B, que se desintegró en 2002 después de un evento de parición similar […] en 1995”, advierte.

Sobre el nuevo iceberg, el glaciólogo Adrian Luckman, líder del proyecto Midas, explicó: “Es uno de los mayores icebergs registrados y su futuro es difícil de predecir. Puede mantenerse como una sola pieza, pero es más plausible que se rompa en varios fragmentos. Una parte del hielo puede permanecer en la zona durante décadas, mientras que otras partes podrían ir a la deriva hacia el norte”.

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