Desde ir de compras hasta hacer oficio, el anillo estuvo en el dedo de su propietaria durante más de 3 décadas. Ella no se había dado cuenta de su valor porque el corte que tenía la piedra, hecho en el siglo XIX, no era perfecto, relata The Guardian.

Otra de las razones por las cuales la mujer de origen británico nunca sospecho de que se tratara de una piedra de altísimo valor era su tamaño, 26,2 kilates, pues quine habría de vender semejante joya como si fuera una baratija.

No se sabe cómo llegó el diamante a la venta de garaje, pero lo que sí se sabe es que a la dueña, cuyo nombre se mantiene en reserva, se le ocurrió hacerlo revisar de un joyero, quien sugirió que la piedra podría tener mayor valor del que ella creía, lo cual se corroboró cuando la gema fue enviada al Gemological Institute of America, indica el mismo medio.

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La piedra, según BBC, será subastada el 7 de junio por la casa Sotheby’s, en Londres, y se espera que se venda por casi medio millón de dólares (aproximadamente 1.400 millones de pesos).

Los expertos que vieron la gema suponen que los cortadores originales prefirieron conservar el tamaño antes que resaltarle el brillo que un diamante blanco de este tipo puede dar con las técnicas de corte actuales.

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