Las dos mamás se confesaron en La Red, de Caracol Televisión, y dejaron claro que no todo ha sido felicidad y triunfos en la vida de los jugadores.

“Siempre quiso ser lo que es hoy y andaba, desde niño, a toda hora con un balón en la mano. Su disciplina y perseverancia lo ayudaron a triunfar”, expresó Pilar Rubio, madre de James Rodríguez.

Ella recuerda que el 10 del Madrid y de la Selección Colombia era muy juicioso con sus elementos deportivos: guayos bien lustrados y el uniforme impecable, pero no olvida las pilatunas por las que ella tuvo que poner la cara: “Rompió vidrios y porcelanas. En el colegio andaba con el uniforme y los zapatos rotos de jugar. Me tocó meterle unos tenis en la maleta”.

Rubio confiesa al programa que ha disfrutado mucho con las anotaciones de James en el fútbol de Argentina, Portugal, Francia y España, pero que el mejor gol fue haberla hecho abuela.

El momento de la vida de James que más me ha marcado es Salomé. Quisiera poderla disfrutar más, pero tengo responsabilidades con una hija menor. Si no me la pasaría allá, tanto que Daniela ya me hubiera puesto la escoba (detrás de la puerta, reza el agüero)”.

Finalmente, dice que le duele cada vez que la prensa inventa “mentiras” para atacarlo.

La última vez me dieron palo por unos trinos que puse. Eso me decían: cállese abuela que usted tiene que estar es cuidando a sus nietos, pero yo también se de fútbol”.

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Por su parte, Juana Zárate, madre de Radamel Falcao García, cuenta a La Red que el momento más feliz, aparte del nacimiento de sus nietas, fue cuando El Tigre jugó su primer partido en Venezuela con apenas cinco años.

Entró de suplente y ese día hizo cuatro goles ante un equipo de niños de ocho años”.

También, recordó los detalles con los que la sorprendía: “Él siempre llegaba con una flor (un girasol), cuando salía se las robaba en el conjunto para traérmelas a mí”.

Dice que cuando Falcao llegó al futbol argentino, “fue una época muy difícil para él, vivió una situación muy difícil allí por una lesión”. Pero ahí estaba su mamá, apoyándolo.

Cuando le quitaron el yeso, él rompió en llanto y decía: ‘Por qué me sucede esto a mí, mamá”.

Eso sí ella no dudaba en que detrás de esa situación tenía que haber un propósito.

Y así fue, Falcao regresó a las canchas y terminó jugando y siendo figura en Europa. Pero la felicidad por el nacimiento de su hija se empañó por la lesión que sufrió en Mónaco.

Recuerda que la recuperación fue un proceso duro que se hizo en familia y pensando en que iría al Mundial de Brasil, pero tampoco se dio:

Quizás el pueblo colombiano ya lo olvidó, pero nosotros siempre recordamos que gracias a los goles de Falcao, Colombia estuvo en ese Mundial”.

Volvió la felicidad por el nacimiento de su segunda hija, pero también las críticas por el momento que atraviesa en el fútbol inglés. De nuevo, su mamá apoyándolo.

Ahora, las mamás de estas dos figuras del fútbol colombiano dividen su tiempo para sus hijos, nietos y para las fundaciones de niños que tienen los jugadores en el país.

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