En ella, Loeb expresó de forma explícita que no le gustaba que la actriz hablara su lengua materna delante de él:

Lo que no me gusta y no pienso soportar más es el español, y no me gusta estar por ahí contigo cuando estás hablando español con otros en la mesa… No solo es grosero e irrespetuoso, es también tener poca clase. Y no pienso seguir tolerando que luego me reprendas, me avergüences y me humilles delante de los demás cuando te pido que no lo hagas más”.

Según señala Page Six, la carta fue escrita en 2014 y fue presentada al tribunal por un abogado para demostrar que la pareja entabló varias discusiones sobre sus embriones antes de su separación.

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La historia detrás de todo este escándalo radica en la demanda que interpuso Loeb a Vergara por romper la promesa de tener una familia con él, pues la pareja ya tenía dos embriones que desarrollaron a través de la fecundación in vitro y que bautizaron como Isabella y Emma.

Un acuerdo firmado por ambos prohíbe que cualquiera de los dos pueda tomar una decisión individual acerca de los embriones, sin embargo, Loeb argumenta que tiene derecho a hacer uso de ellos y que tienen derecho a vivir.

Según el abogado de Loeb, su cliente emprendió esta batalla legal porque quiere tener hijos y porque tenía la ilusión de crear una familia con la colombiana. “Necesito saber que estás comprometida en ponerme a mí y a nuestra familia como prioridad… tu carrera y tu ego siempre están de primeros, eso necesita cambiar”, expresó Loeb en la misma carta.

Sin embargo, el representante de Vergara sostiene que el empresario solo busca hacerse famoso usando la imagen de la actriz y defiende su posición acerca de que los embriones se mantengan congelados.

En otra parte de la carta, Loeb destaca que las discusiones de la pareja llegaban al extremo violento. Dice que en una ocasión se metió a un baño, pero que Sofía “casi rompe la manija de la puerta y que la golpeaba como una maniática”.

 

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