Alberto Carrasquilla reapareció públicamente este jueves, explicando los puntos principales de la reforma tributaria que el Gobierno radicó en el Congreso de la República, y en su encuentro con los medios de comunicación abordó una de las principales críticas que le han hecho al Ejecutivo desde que se supo que estaba diseñando una tributaria: ¿por qué no se les pone un impuesto a las bebidas azucaradas?.

Desde diferentes sectores sociales se ha manifestado que esa podría ser una buena fuente de recaudación de dinero para el Gobierno, en lugar de gravar algunos alimentos básicos de la canasta familiar. El ministro de Hacienda señaló que él y el presidente Iván Duque no están del todo convencidos de ese planteamiento y que por eso no se fijaron en las bebidas azucaradas para esta tributaria.

Le puede interesar información de El Espectador: La reforma tributaria que radicará el Gobierno

“El tema de bebidas azucaradas nosotros no lo incluimos, pero somos conscientes de que eso entrará en la discusión del Congreso. Usted recordará que el presidente tiene mucho escepticismo sobre la bondad de este impuesto. Yo mismo no estoy seguro de que ese impuesto tenga los efectos sobre las externalidades en la salud de la ciudadanía, pero estamos dispuestos a ese debate que se ha dado en muchos países”, aseguró Carrasquilla en la rueda de prensa posterior a la exposición que hizo de la reforma.

El principal anuncio que entregó el ministro en su presentación fue que se cambió de última hora la escala de los colombianos que deberán pagar renta y se optó por un sistema gradual de tres años, entre 2022 y 2024, en el que poco a poco va aumentando el número de colombianos que deberá asumir ese impuesto.

De igual manera, se confirmó que la tributaria ya no busca recolectar 26 billones de pesos, sino 23 billones.

(Lea también: No se va a aprobar esa reforma tributaria porque es escaso lo bueno que tiene: analista)

Lee También

Sin embargo, el proyecto del Gobierno no ha dejado de ser criticado por algunas propuestas polémicas como la de gravar con IVA del 19 % las facturas de servicios públicos de algunos hogares, la de revisar de qué manera las cesantías de los ciudadanos pueden ‘aportar’ al recaudo tributario o la de imponerles un impuesto del 20 % a determinados ingresos de los artistas.

Ahora la reforma será debatida en el Congreso de la República, muy posiblemente modificada en su curso esa corporación y en unos meses se sabrá si es aprobada o no.