Esta decisión era previsible desde que la operadora de Londres (LSE) rechazó a finales de febrero acceder a las exigencias de Bruselas y ceder su parte mayoritaria en MTS, una plataforma de intercambio electrónico italiana especializada en obligaciones de Estado europeas.

El ejecutivo comunitario estaba preocupado por esta fusión, que habría creado un gigante financiero de la talla del Intercontinental Exchange (ICE), la operadora de la bolsa de Nueva York en Estados Unidos.

La comisaria europea de la Competencia subrayó que ambas partes “no propusieron las medidas correctivas necesarias para despejar los temores en materia de competencia”, por lo que se decidió prohibir la concentración.

LSE dijo en un comunicado “lamentar” esta decisión y anunció que renunciará a la venta de la cámara de compensación LCH Clearnet SA al operador de la zona euro Euronext, con la que buscaba lograr el visto bueno de Bruselas.

“Deutsche Börse lamenta la decisión tomada de la Comisión Europea”, dijo por su parte la operadora alemana, que indicó su voluntad de seguir con su “estrategia de crecimiento”.

Esta operación representaba el tercer intento de fusión entre LSE y Deutsche Börse, después de dos fracasos en 2000 y 2005. En 2011 la operadora alemana intentó sin éxito unirse a NYSE Euronext, antes de que Euronext saliera del grupo estadounidense.

‘Golpe de gracia’

Aunque la fusión entre los parqués londinense y alemán se anunció a bombo y platillo a principios de 2016, la victoria de los partidarios del Brexit en el referéndum celebrado en junio de ese año en el Reino Unido debilitó sus posibilidades.

Además, las relaciones entre ambas operadoras se volvieron cada vez más tensas, sobre todo por la ubicación del centro de decisión de la compañía resultante de la fusión.

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“El Brexit efectivamente mató este acuerdo nueve meses atrás”, pero “Vestager le dio el ‘golpe de gracia’, un par de horas antes de que Reino Unido active el Artículo 50” de los tratados europeos, apuntó el analista Neil Wilson, de ETX Capital en Londres.

Según Wilson, “el futuro de la bolsa de Londres parece estar, al igual que el de Reino Unido, fuera de Europa”.

El ejecutivo comunitario, guardián de la competencia en la UE, no suele adoptar opiniones negativas. La última remonta a mayo de 2016, cuando bloqueó la compra del conglomerado hongkonés Hutchison Whampoa por parte del operador británico de telefonía móvil O2, propiedad del español Telefónica.

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