La demanda mundial creció porque las personas están evitando los autobuses y metros llenos en Europa o América o porque sienten la necesidad de actividad al aire libre tras semanas de confinamiento.

Por eso, en los últimos meses Giant, el mayor fabricante del mundo de bicicletas, no ha parado de trabajar, apunta la directora general, Bonnie Tu. “Reaccionamos muy deprisa”, dijo en la nueva sede del grupo en Taichun, oeste de Taiwán. “Hemos movilizado a todo el grupo y sobre todo las plantas y los servicios de venta (…) para responder a la demanda”, explicó.

La asociación británica de vendedores de bicicletas tiene todavía 20.000 pedidos pendientes de la llegada de la mercancía para ser entregados.

“Vi un poco de todo”, dijo el mes pasado Lincoln Romain, director de Brixton Cycles en Londres. “Gente que va al trabajo en bicicleta, los nuevos ciclistas, la gente que vuelven a sacar su bicicleta del garaje”, precisó.

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En Estados Unidos, las ventas de bicicletas de competición o de bicicletas para ir al trabajo aumentaron un 66 % en marzo con relación al mismo mes de 2019, según la consultora The NPD Group.

Las ventas de bicicletas de ocio aumentaron un 121 % y las bicicletas eléctricas un 85%, indicó The NPD Group.

Bonni Tu indicó que en Estados Unidos y en Europa la demanda progresó sobre todo en los modelos más básicos, de mil dólares o menos. Las plantas de Giant en Taiwán están activas pero muchas de sus fábricas en China continental están cerradas temporalmente por la epidemia.

Sin embargo, el grupo tiene además dificultades para encontrar piezas de recambio. En Europa, Giant tiene previsto abrir una planta en Hungría para reducir su dependencia de China y acercar además la producción a sus clientes.

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Gina Chang, secretaria general de la asociación de ciclos taiwanesa apunta que los fabricantes sufrieron inicialmente en el primer trimestre la anulación o el aplazamiento de numerosos pedidos cuando empezó a propagarse la epidemia. Pero las cosas mejoraron desde entonces.

“Los dos principales fabricantes tienen pedidos hasta fin de año”, asegura. La pandemia supone un renacimiento par los fabricantes de bicicletas de Taiwán.

La isla fue líder en los años 1990, antes de que China absorbiera, gracias a su mano de obra barata, la mayor parte de esta producción, pero las cosas están cambiando a causa del aumento de la demanda de bicicletas eléctricas en Europa o de modelos de gama alta.

El año pasado Taiwán se benefició además de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. En 2019, exportó 1.360 millones de dólares en bicicletas (no eléctricas) frente a 1.500 millones en 2018.

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Pero al mismo tiempo la isla exportó 863 millones de dólares de bicicletas eléctricas frente a 377 millones de dólares en 2018. La mayoría con destino a Europa.

Este año, entre enero y abril, las exportaciones de bicicletas eléctricas fueron de 301 millones de dólares, un 23 % más en un año. La directora de Giant espera que el éxito de la bicicleta sobrevivirá a la crisis sanitaria.

“En bicicleta uno toma el aire. Y no se puede circular muy cerca de los demás, si no tienes un accidente”, afirmó. “Es el distanciamiento natural”, agregó.