Por el lado de las licoreras locales, las ventas se bajaron más del 31 % y este comportamiento está soportado en aspectos como los cambios en horarios que fijó el nuevo Código de Policía, y otras restricciones impuestas por las autoridades locales.

Los importadores, por su parte, vieron caer sus ventas en un 24 % durante la primera mitad del año. Según el diario Portafolio, un total de 170.000 cajas de licor menos ingresaron al país, es decir, un 38 % por debajo de la cifra que se registró en el mismo periodo del año pasado.

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En mayo, por ejemplo, el total de cajas de whisky que se importó fue de 22.000, cifra menor a las 44.500 cajas que llegaron al país en ese mismo mes de 2016. Y de ron llegaron solo 3.000 frente a 9.000 en mayo del año pasado, agregó ese diario económico.

Además de los argumentos mencionados, representantes de la industria licorera en el país aseguran que la caída en las ventas también está relacionada con el incremento en los precios que se produjo por cuenta de la Ley de licores (1816 de 2016) que se aprobó en octubre pasado en el Congreso.

A comienzos de este año, el diario El Colombiano alertó porque los incrementos en el precio final para los consumidores podrían ser de entre 15 % y 30 %.

Así las cosas, productores e importadores coinciden ahora en que Colombia necesita otra ley de licores que esté basada, entre otras cosas, en las normas policiales y necesidades del mercado.

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