Todo estuvo basado en el trabajo que para tal fin desarrollaron las familias de los integrantes del plantel profesional, las cuales enviaron fotos, carteleras y cartas expresando sus sentimientos hacia cada jugador.

Cuando el equipo llegó al estadio, en el camerino había un mural con las fotos de sus seres queridos y un mensaje que les recordaba el valor de su familia.

“Esta noche, la suerte de todos los que amamos depende de nosotros, 18 valerosos hombres que viajarán a los cielos, que dejarán hasta la última gota de sudor, si fuese necesario por defender su honor, sus hijos y un pan para la mesa de su familia”, decía uno de los apartados.

Muchos se sorprendieron al ver el mensaje y las imágenes alrededor de él. Sin embargo, el impacto fue aún mayor cuando se ubicaron en sus respectivos puestos para cambiarse, pues allí estaban una serie de regalos especialmente enviados por sus seres queridos. Se trataba de las cartas y demás expresiones de afecto con los cuales les alimentaron el espíritu antes de salir a la batalla deportiva que suponía el clásico ante Millonarios en un estadio teñido principalmente de azul.

“Detrás de cada jugador y profesional hay una persona y un ser humano. Por eso para ellos, su motor es su FAMILIA. Y la de nosotros son ustedes, nuestra hinchada… Si todos caminamos juntos para el mismo lado, seguro lo vamos a lograr… ¡Ahí estaba la clave!”, explicó Santa Fe mediante su cuenta de Twitter.

 

“Siéntanlo, hoy no jugamos por nosotros, hoy jugamos por alguien más. Hoy nos reventamos el culo por alguien más. Vamos, por la familia, por los hijos, por las personas que amamos”, gritó el arquero Róbinson Zapata, quien terminó siendo la figura de la noche.

Acá, el video de la reacción de los jugadores al ver lo que estaba preparado para ellos y las palabras del popular ‘Rufai’:

Al parecer, estas muestras de afecto tocaron la fibra de los jugadores ‘cardenales’, quienes luego de los 90 minutos y la tanda de penaltis regresaron al camerino con la clasificación en el bolsillo, el placer del deber cumplido con quienes los esperaban en casa con los brazos abiertos y la satisfacción de dejar en el camino a su clásico rival.

Fue por ello que en el vestuario todo fue júbilo, alegría y celebración, porque los jugadores supieron que lo que hicieron no solo fue por ellos, sino por sus familias y por los miles de santafereños que tenían sus velas prendidas para que este resultado se diera y los cuales les hicieron fuerza desde cualquier rincón de la ciudad, del país e incluso del mundo.

Luis Manuel Seijas y Gabriel Hauche

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El espíritu ‘cardenal’ estuvo presente más fuerte que antes y así mismo se vio en la cancha, donde el rojo y blanco volvió a celebrar.