Sin hacer mucho ruido pero con seguridad, Farah ha conseguido llegar a instancias definitivas en ambos torneos, en el que está siendo el torneo más importante de su carrera, a sus 30 años.

En dobles masculinos ganó el lunes en cuartos de final, haciendo pareja con su compatriota Juan Sebastián Cabal, que ya fue subcampeón de dobles en la tierra batida de París en 2011, aunque entonces haciendo equipo con un argentino, Eduardo Schwank.

“No podemos estar más contentos. Ese es gran momento, es una gran oportunidad. Sebas ya conoce el camino. Esperamos darle algo histórico a Colombia”, declaró Farah tras su victoria del lunes.

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Desafiando al cansancio, Farah saltó el martes a la pista número 2 del complejo parisino para afrontar su partido de cuartos de dobles mixtos, donde compite con la alemana Anna-Lena Grönefeld.

Sus víctimas en los cuartos, en un partido interrumpido dos veces por la lluvia, fueron la española María José Martínez y el brasileño Marcelo Demoliner, por 5-7, 6-3 y 10/6.

Luego Farah y Grönefeld remontaron en una emocionante semifinal el miércoles para terminar ganando por 6-7 (5/7), 6-3 y 10/5 a la australiana Casey Dellacqua y el estadounidense Rajeev Ram.

Farah está centrado en su carrera de doblista, donde está consiguiendo muy buenos resultados con Cabal, su compañero habitual.

Juntos acumulan diez títulos ATP desde 2014, dos de ellos en la primera parte de esta temporada (Buenos Aires y Múnich), aunque ninguno de ellos de la envergadura de un Grand Slam, por lo que siente que está ante la oportunidad de su vida.

En la clasificación ATP de dobles, comparte el 33º lugar con Cabal y este torneo en París puede suponer un impulso definitivo a su carrera.

Canadá, Líbano y EEUU

Nacido hace tres décadas en Canadá en el seno de una familia de origen libanés, el pequeño Robert Farah Maksoud llegó con su padres a Cali con apenas un año de edad.

Su padre fue su primer profesor y quien le inculcó el amor al tenis, que practicó casi desde que tenía fuerza para sostener la raqueta.

Pero hubo un momento, cuando tenía que tomar una decisión sobre su futuro, que se creyó sin fuerzas para hacer una carrera en el circuito ATP y se fue becado a Estados Unidos a estudiar en una universidad de California.

Con las clases de Economía por la mañana, el tenis quedaba algunos días relegado, pero nunca dejó de practicarlo, lo que le permitió después disfrutar de una segunda oportunidad para ser profesional.

Animado por su novia española, la golfista Belén Mozo, Farah lo volvió a intentar, con la tranquilidad de que si algo iba mal tenía estudios universitarios para reconducir su futuro.

Pero esa aventura como profesional desde 2010 salió bien y en 2011 incluso consiguió el oro en individual y en dobles en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, en México.

En dobles fue con Cabal, su socio y amigo, con el que vivió esa primera gran alegría de su carrera.

En torneos del Grand Slam, las semifinales de París son su mejor resultado hasta ahora, superando los cuartos de final que alcanzaron en Australia en 2013.

En dobles mixtos, Farah sí que sabe lo que es disputar una final del Grand Slam, aunque la perdió. Fue el año pasado en Wimbledon, también con Grönefeld, con la que cayó en dos mangas ante el finlandés Henri Kontinen y la británica Heather Watson.

Ahora tienen la ocasión de sacarse esa espina.

Con AFP

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