“¡Es difícil desconectar!”, admite Julien Pinot, hermano y entrenador del francés Thibaut Pinot, que es segundo de la general del Giro, a 28 segundos de Quintana, después de la etapa de Blockhaus.

Esa sensación de falso descanso era compartida por el resto de equipos que aspiran a lo más alto.

Este martes está programada una contrarreloj muy importante, que llevará a los corredores de Foligno a Montefalco, en la región de Umbria, en un recorrido de 39,8 kilómetros.

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Todas las figuras del Giro se enfrentan al mismo dilema: ¿cómo conseguir la mejor recuperación después de seis días de carrera tras la primera pausa y lograr ser competitivo para la recta final de la batalla?

“Hay que mantenerse concentrado para estar al 100% al día siguiente”, estima el entrenador del equipo FDJ.

“Sabemos que hay que reiniciar la máquina si uno está ‘off’ todo un día después de horas de bicicleta. Pero en una contrarreloj, la máquina debe estar totalmente preparada desde el inicio”, explica.

Como solución, los equipos redoblan los esfuerzos contra la relajación. Maximilian Sciandri, director deportivo del estadounidense Tejay Van Garderen, es lo que dice: “Esforzarse, pero en la bicicleta de contrarreloj”.

“No comer demasiado”

Casi todos los candidatos al podio programaron salir a la carretera, en el trazado de la décima etapa del martes, ondulado hasta la subida hacia Montefalco, en el corazón de una región conocida por sus vinos. Todo ello para tomar contacto con el terreno y a modo de ensayo general.

“Hay que reacostumbrarse a la bicicleta de la crono”, subraya Julien Pinot. “Es otra posición, con otra forma de pedalear. Desde el inicio en Cerdeña, los corredores no han tenido la ocasión de subir a esa bicicleta”, destaca.

La exigencia específica de la contrarreloj del martes condiciona inevitablemente el lunes.

“Cuando se tiene al día siguiente una etapa banal, uno puede asumir el riesgo de un descanso completo o de una hora de paseo”, estima el técnico.

“Si tienes una etapa con puertos, como será el caso el próximo lunes antes del Stelvio, hay que esforzarse. Si es una contrarreloj, es diferente. No hay que ir con intensidad alta, sino con intensidad pequeña para mantener el organismo bajo presión, para que no se duerma”, explica.

La comida es otro de los peligros a los que se enfrentan los corredores. Un exceso de relajación suele conllevar un peligro en el restaurante o en el ‘buffet’ de los hoteles.

Julien Pinot alerta también sobre eso: “Hay que estar concentrado también en lo que se refiere a las comidas”.

“No hay que comer demasiado, pero un poco sí, para que las reservas estén perfectamente llenas”, afirma sobre la necesidad de encontrar el justo equilibrio.

AFP

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