Algunos dicen que la competencia entre las dos marcas es similar a la carrera espacial que libraron Estados Unidos y Rusia durante la guerra fría. Solo que el objetivo ahora es bajar en 3 minutos el récord mundial de la carrera de resistencia para situar el cronómetro por debajo de las 2 horas.

Nike reveló que su principal avance fue desarrollar un dispositivo biomecánico, fabricado en fibra de carbono, que ubicó en la mediasuela de la zapatilla y que redujo en un 4 % el gasto de energía del atleta, informó en fabricante.

Adidas hizo algo similar pero la reducción del gasto energético fue apenas del 1 % para la prueba que tiene una extensión de 42 kilómetros.

Para acortar le brecha entre el actual récord mundial, que está en 2 horas 2 minutos y 57 segundos, y la meta de 1 hora, 59 minutos y 59 segundos, los fabricantes deben invertir en investigación y materiales que claramente contradicen las disposiciones técnicas de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) que procura por una competencia limpia y sin intervención de ayudas tecnológicas.

Los atletas, dice El País de España, si bien son de alta competencia no parecen importan demasiado ya que son sustituibles.

Por ahora se menciona que entre los deportistas que probarán las nuevas zapatillas de Nike están el keniano Eliud Kipchoge y el eritreo Zersenay Tadese.

Adidas apostará por los plusmarquistas kenianos Patrick Makau, Wilson Kipsang y Kimetto.

Todos ellos se verán las caras en el circuito de Monza, Italia, en las primeras semanas de mayo para probar, sobre el asfalto, si es posible reducir a 2 horas el récord de la maratón.

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