En mayo de 2017, María Claudia Rojas reemplazó en la presidencia del Comité de Ética de la Fifa a Hans-Joachim Eckert, cuya labor “condujo a fuertes sanciones para 70 figuras oficiales, incluidos el Sr. (Sepp) Blatter y el Sr. (Michael) Platini”, destaca el informe.

Brasseur cuestiona la no renovación de Eckert y la manera en que se produjo su salida —que califica de “motivada políticamente”, y critica que ni siquiera tuvo una reunión con su sucesora, lo que torpedeó directamente los casos que estaban bajo investigación.

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Sobre Rojas, a quien conoció en una de sus visitas a la Fifa, la relatora afirma que sus cualidades “no pueden cuestionarse”, y la describe como una profesional “del nivel más alto y de la más alta integridad”.

Sin embargo, Brasseur resalta el estancamiento de las investigaciones desde su llegada y argumenta dos razones:

“Ella no cumple con el perfil de un ‘fiscal’, que fue claramente el caso de sus predecesores […]. Además, su falta de conocimiento de (los idiomas) inglés y francés es un obstáculo importante, ya que casi todos los documentos están en uno de estos dos idiomas”.

La diferencia idiomática, opina Basseur, ralentiza el trabajo de Rojas, la hace dependiente de su secretaria y le dificulta entrar en contacto con testigos o expertos.

Finalmente, la relatora critica que Rojas haya negado la existencia de investigaciones contra Gianni Infantino en uno de sus primeros encuentros con la prensa, cuando el diario británico The Guardian reveló que el presidente de la Fifa estaba en dos de ellas.

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