Fue un niño el que gritaba insultos racistas y hacía gestos de chimpancé en dirección al delantero del Pescara, mientras un adulto a su lado lo miraba complaciente.

“Fue el punto final. Me reboté”, confiesa el jugador africano en entrevista con Folha de Sao Paulo, donde afirma que si hubiere un boicot de futbolistas negros para enfrentar el racismo, no solo lo respaldaría, “sería el primero en la fila”.

El hecho aconteció en los últimos minutos del partido Cágliari vs Pescara por el ‘Calcio’ italiano y la escena le dio la vuelta al mundo. El africano le pidió al árbitro que hiciera algo, y este lo amonestó. El jugador abandonó la cancha.

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El caso tomó tal repercusión que la Liga Italiana canceló la suspensión de una fecha contra el jugador, la unión internacional de jugadores de fútbol (FifPro) publicó mensajes de solidaridad, y el propio presidente de la Fifa, Gianni Infantino, manifestó su deseo de hablar personalmente con Muntari.

Estoy dispuesto a hablar con él. La Fifa tiene el poder para tomar medidas. Los castigos tienen que aplicarse. Que alguien lo haga. Yo soy un veterano, ya pasé por varios clubes importantes, jugué Mundial… pero los más jóvenes, que no tienen formación, pasan por esto siempre y ¿no pueden hacer nada?”

Folha recuerda otros casos que han despertado la solidaridad del mundo del fútbol, “pero Muntari no desea más palabras de apoyo e indignación moral. Quiere hechos. Pide que las hinchadas y los clubes implicados en hechos racistas sufran sanciones”.

Días atrás, Muntari aseguró que volvería a abandonar la cancha si se repiten las expresiones de odio, y lamentó que estas son cada vez más frecuentes.

Consultado por CNN, el futbolista sugiere que el clima económico y político en Europa —alimentado por la crisis de los migrantes— puede ser una razón del crecimiento de la xenofobia en el viejo continente:

Puede ser a veces frustración: no hay trabajo, y los países están recibiendo muchas personas a las que no estaban acostumbradas”.

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