Pese a tener dos medallas doradas, la presea a la que más cariño le tiene esta mujer nacida en California es al bronce que obtuvo en los 400 metros individuales, pues es la muestra de que nunca hay que rendirse.

Luego de su paso exitoso en Atenas, Trotter tuvo una lesión de rodilla que la tuvo tres años fuera de las pistas de atletismo y que le impidió participar en los Juegos Olímpicos de Pekín. Aunque la mayoría de personas le aconsejaron que se retirará, ella persistió, luchó y logró su cometido.

“Esta medalla de bronce vale más que las otras de oro, porque es el ejemplo perfecto de perseverancia y trabajo fuerte”, dijo la atleta, visiblemente emocionada, en una de las charlas que dio en Bogotá gracias a una invitación de EF, empresa de Idiomas de la cual es embajadora.

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En medio de la lesión que casi le pone fin a su carrera deportiva fue que nació su principio de vida, un mantra que se repite todos los días y que puede ser aplicable por cualquier persona: “Yo puedo. Yo debo. Yo lo haré”.

“El campeón es una persona que nunca se rinde. Ser campeón es dar lo mejor de ti”, agregó la medallista, quien aseguró que como ella, cualquier persona tiene un campeón interior y por lo tanto, puede ser exitosa en lo que quiera, si se lo propone.

DeeDee Trotter
DeeDee Trotter compartió sus experiencia y claves de éxito con estudiantes y profesores en Bogotá / EF

Más allá del talento, para Trotter los principales obstáculos están en la mente: “en nuestra cabeza siempre tenemos dos voces, una muy alta que nos dice: ‘tú no puedes, vas a fracasar, mejor ni lo intentes’ y otra que te susurra: ‘tú eres capaz, puedes alcanzar el éxito si te lo propones. Lo que tenemos que lograr es escuchar más la segunda”.

Para mentalizarse en búsqueda de ese sueño, la atleta da consejos puntuales como escribir esa meta, no en el celular donde se puede borrar fácilmente, sino en un lugar donde no se pierda y se pueda leer todos los días.

Decir el sueño frente al espejo, es otro de los consejos de la estadounidense. Puede parecer ridículo, pero tiene su lógica esta acción: hablándose a los ojos es imposible decirse mentiras uno mismo, así que no hay mejor forma que repetírselo hasta decirlo de forma segura.

Por último, Trotter sugiere que si puede les cuente su sueño a sus amigos, familiares y si quiere al mundo entero, pues eso generará una presión positiva que lo podría ayudar a no desfallecer.

La atleta dice una y otra vez que su mensaje, que dio a niños de distintos colegios, así como profesores y periodistas en Bogotá, es aplicable a todo, a cualquier sueño, sin importar cuál sea, como por ejemplo el suyo en estos momentos: ser una pastelera experta.

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