Después de un 0-0 tras 120 minutos de partido y 3 tiros en los palos de los portugueses, el ‘blanco blanco’ —que esa noche del 12 de diciembre vistió de negro— llegó a la instancia que lo había proclamado campeón de la Libertadores en junio de ese año contra Boca Juniors.

Los manizaleños se tenían fe de esa ronda desde los 12 pasos, ya que Juan Carlos Henao era un portero antipenal por naturaleza, y casi que por regla algún cobro del Porto tenía que atajar.

Empezó la serie y por Once Caldas convirtieron Samuel Vanegas, Herly Alcazar, Jhon Viáfara y Antonio De Nigris, mientras que del lado de Porto acertaron Diego, Carlos Alberto y Quaresma, hasta que Maniche impactó su disparo en el travesaño y dejó a Once Caldas a un tiro de la gloria.

La responsabilidad le correspondió al argentino nacionalizado paraguayo Jonathan Fabbro, a quien muchos le critican su supuesta displicencia al ejecutar su penalti que pegó en el palo derecho.

Con la moral abajo, la serie continuó y todos los que siguieron acertaron sus cobros hasta el noveno turno del Once con Edwin García, que mandó su tiro por encima de la puerta de Vítor Baía.

Henao quedó en deuda de atajar algún penal, pese a que estuvo muy cerca, y Pedro Emanuel convirtió el gol que le dio al Porto su segundo título de campeón intercontinental.

Cabe recordar que en 1989, Atlético Nacional perdió en el último de los 120 minutos frente al Milan, frustando la opción de consagración de René Higuita en otra serie desde de los 11 metros.

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