El capitán de los nipones, Yuki Abe, transformó en el minuto 94 la pena máxima, muy protestada por los jugadores del ‘Chapé’, tras un derribo en el área del atacante esloveno Zlatan Ljubijankic por el defensa Douglas Grolli.

El choque entre Urawa y Chapecoense estuvo igualado y disputado, con más voluntad que calidad en varias fases del partido.

En la primera parte los locales estuvieron más preocupados por mantener el orden y en la segunda lo intentaron, sin mucho éxito, en esporádicos contragolpes.

El ‘Chapé’ lo intentó a ráfagas. En el 58, Arthur tuvo una doble ocasión, primero con un disparo que repelió el arquero y en el rechace, ya con poco ángulo, envió fuera. Un minuto después, Grolli envió alto de cabeza.

En el 77, Moisés Ribeiro, tras haber sido atendido con dolores en su pierna izquierda, fue cambiado.

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El partido parecía dirigirse irremediablemente a la tanda de penales, ya que no había prórroga en caso de empate al término del tiempo reglamentario, pero el penal al final, acompañado de las protestas de los brasileños y momentos de gran confusión, cambiaron el guión del partido y permitieron al Urawa conseguir el único tanto del partido, que les brindó el trofeo.

Chapencoense afrontaba este partido nueve meses después de su tragedia aérea, con 71 personas fallecidas, cuando en noviembre de 2016 viajaba a Colombia para disputar la final de la Copa Sudamericana, de la que fue designado campeón como homenaje tras el drama.

Japón, que de las diez ediciones de la ‘Suruga Cup’ ha visto cómo su representante se impone en seis, recupera el dominio después de que en los dos últimos años fueran campeones los representantes sudamericanos, el River Plate argentino en 2015 y el Santa Fe de Colombia en 2016.

Con información de AFP.

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