“¡Una gran banda de retirados!”, señala Uli Hoeness, entre risas pero con un punto de orgullo, porque es una fórmula que parece funcionar.

“Hoeness 65 años, Rummenigge 62, Muller-Wohlfahrt 75 y Heynckes 72 ¡Una gran banda de retirados! Puede que no podamos correr tan rápido, pero nuestro cerebro todavía funciona al 100%”, declaró la semana pasada ante la asamblea general el presidente Hoeness, que fue aplaudido por los suyos.

Hoeness, que salió de prisión en 2016 tras haber pasado allí cerca de dos años por fraude fiscal, ha vuelto a ocupar su posición; el personaje carismático, el visionario genial que transformó el Bayern artesanal de los 70 en una multinacional rica y próspera.

Vieja guardia, también en el campo

A principios de octubre fue él quien acudió a convencer a su amigo Jupp Heynckes para que abandonara su retiro y sucediera a Carlo Ancelotti en el banquillo. Haber sido campeones del mundo juntos en 1974 provoca profundos lazos…

El artículo continúa abajo

A su llegada, Heynckes, que había prometido no volver a los banquillos, se comportó como un joven general recién llegado. Impuso rigor en todas las esferas, entrenamientos intensivos y confianza ciega en los jugadores históricos del club; como Mats Hummels, Jerome Boateng, Thomas Muller o Arjen Robben.

Para volver al cargo, el que fuera entrenador del equipo que logró el triplete (Liga-Copa-Champions) en 2013 impuso una condición: contar con sus ayudantes históricos; Peter Hermann, de 65 años, y Hermann Gerland, de 63.

También regreso a la casa bávara otro antiguo cómplice de Heynckes, el doctor Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, tras cuatro años de ausencia.

El doctor, también leyenda del fútbol alemán, luce a sus 75 años una larga melena que evoca más el fantástico fútbol alemán de los 70 que la atmósfera de un gabinete médico.

Discutido por sus métodos, utiliza las inyecciones y el actovegin (medicamento a base de sangre de ternero), Müller-Wohlfahrt es capaz de dar un portazo si no cuenta con la confianza absoluta del técnico. Dejó el Bayern en dos ocasiones por desacuerdo con los técnicos; primero con Jurgen Klinsmann y después con el español Pep Guardiola.

La ‘Uligarquía’ al poder

La prensa alemana habla de ‘Uligarquía’ para designar el sistema puesto en marcha por Hoeness en el club.

Karl-Heinz Rummenigge, el más joven en la veterana cadena de mando, se ocupa de la logística al más alto nivel. También antigua estrella del club, es el director general. Cimentó su poder cuando Hoeness estaba en la cárcel. Ahora se encarga de la gestión en el día a día y de las finanzas.

Su relación con Hoeness, dicen en Múnich, no ha sido siempre perfecta. Pero en la ‘familia Bayern’, la unión es una palabra sagrada.

“No fue fácil reintegrarme de nuevo (tras el paso por prisión). Pero ahora no se puede deslizar una hoja de papel de fumar entre Rummenigge y yo”, señaló Hoeness sobre la estrecha unión con el director general.

Defensores del viejo orden, Hoeness no ha dudado en lanzar dardos a los nuevos ricos, como el París SG, que sin embargo supuso un punto de inflexión para el Bayern esta temporada.

Según el presidente, “la noche parisina” -derrota 3-0 en septiembre en el Parque de Los Príncipes- le ayudó a tomar junto a Rummenigge una decisión crucial: Despedir a Ancelotti y devolver al banquillo a Heynckes. Desde entonces el equipo aparcó las dudas y retomó el camino del triunfo.

AFP

LO ÚLTIMO