Así que más que ser un elemento donde nuestra mamá nos empacaba la comida que llevábamos al colegio, se convirtió en un elemento digno de historias en el recreo.
A continuación, recordamos algunas de esas situaciones vividas por muchos de nosotros en al menos una ocasión.
El desastre que se armaba cuando algo se regaba
Todo iba bien hasta que notábamos que un líquido empezaba a salir por los bordes de nuestra lonchera y ese era el momento de entrar en pánico; algo se había regado. Como si fuera poco limpiar el desastre, todo quedaba pegachento y nos quedábamos sin lonchera.
El plástico entre la tapa y la botella
A partir de los desastres que hacíamos cuando se nos regaba algo, a las mamás se les ocurrió la fantástica idea de ponerle un pedazo de bolsa al espacio que hay entre la tapa y la botella. A veces funcionaba, pero se veía horrible.
Había problemas cuando no nos comíamos algo
Muchas veces, cuando nos convidaban algo de comer en el colegio, dejábamos cosas en nuestras loncheras y era mejor regalarlas a nuestros amigos para no llevarlas a casa nuevamente. Y si finalmente nadie nos la recibía, era necesario volver con la lonchera llena, y aguantarnos el regaño de nuestra mamá, que incluía casi siempre la frase: “Pues no le vuelvo a preparar nada”.
Los ‘loncherazos’
¿Sabías que las primeras loncheras eran de metal, pero estas tuvieron que ser remplazadas más adelante por las de plástico, ya que, por el material, se habían convertido en un arma de agresión entre los niños? Sin embargo, esto tampoco hizo que las cosas cambiaran mucho, por lo que luego se implementaron las de tela.
Que tus “amigos” se comieran tus onces
¿Recuerdas cuando tus ‘amigos’ se comían tus onces solo para jugarte una
broma? Pues es hora de que sepan que esto no te hacía tanta gracia. Además, si corrías con suerte de que te dejaran algo, era la fruta o aquello que menos
disfrutabas.
Dejar la lonchera en la casa
¿Había algo peor que dejar la lonchera en casa? Mmmm sí, peor era olvidar hacer una tarea, sin embargo, esto significaba:
1. No comer hasta salir del colegio, a menos de que algún amigo se apiadara de tí. Y si era una jornada larga, peor.
2. Aguantar el regaño de tu mamá por haber olvidado la lonchera.
Perder tu lonchera favorita
Después de dejar la lonchera en la casa, este drama seguía en la lista, pues si perdías tu lonchera, luego tus papás te enviaban las onces en una bolsa para que aprendieras la lección. Y el regaño era peor si la perdíamos a pocos días de que nos la hubieran comprado.
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En total son 18.000 unidades y la actividad estará vigente desde el día 1 de enero hasta el día 28 de febrero de 2019 o hasta agotar existencias, lo que suceda primero.
¿Qué tienes que hacer?
Solo debes presentar y entregar las tres tirillas de tus giros originales mayores a $50.000 (no copias), más $10.000 en los Centros de Soluciones Servientrega autorizados o puntos de redención autorizados, los cuales podrá consultar aquí.
Y listo, allí te entregarán la lonchera y deberás firmar la correspondiente acta de entrega, la cual obrará como soporte de la entrega del beneficio y de tu recibo a satisfacción.
Así que empieza a guardar las tirillas de tus giros para que puedas llevarle una espectacular lonchera del aniversario No. 90 de Mickey a tus hijos.
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