Son las 8:24 de la noche, luego de un cabezote azul y amarillo que da una breve idea de la dinámica de la sección, aparece en pantalla una mujer joven, de piel morena, con cabello liso y castaño oscuro, profundos ojos negros que nunca se apartan de la cámara con un aire de seguridad y determinación. Va siempre arreglada y maquillada, sin llegar a un punto exagerado. Con su firme y potente voz comienza a relatar los hechos más relevantes del día.

Desde hace 5 meses, casi sin falta, María Camila presenta en la emisión de las 7 de la noche de Noticias Caracol, una sección titulada Noticias en Un Dos por Tres, en la que cuenta los hechos con mayor relevancia del día, relacionados con las temáticas políticas, judiciales y de orden público.

Fue escalando poco a poco hasta llegar al punto en el que se encuentra hoy en día tan solo con disposición y su mejor desempeño. Es periodista judicial y trabaja en dos grandes medios de comunicación colombianos: Caracol Noticias y Blu Radio.

Esta joven costeña, nacida en Villanueva, Guajira, comenta que siempre tiene la mejor actitud para aprender y trabaja cada día por hacer mejor su trabajo. “Yo soy como una esponja, todo el tiempo absorbiendo y en constante aprendizaje y evolución”, dice. 

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Tiene una relación muy cercana con su familia, la cual se compone por su padre, Pedro Emilio Orozco; su madre, Amanda Cecilia Barrera; y, sus hermanos Tania, Rosalín, Mario y Belisario. Se reúne con ellos no solo en las fechas especiales, sino que procura llamarlos cada vez que tiene el espacio y el tiempo. Por esta razón, comenta con un gran orgullo y amor, que se notan en su voz, cómo ellos han estado a su lado en cada decisión, tanto profesional como personal, que ha tomado durante su vida.  

Recuerda que su padre desde una temprana edad ya le estaba ayudando a formarla en la profesión que ejercería unos años más tarde. “Mi papá siempre estaba diciéndome que leyera los periódicos, escuchara la radio, que viera el noticiero y siempre me hacía al final un examen”. 

Antes de los medios

Desde hace 12 años se vino a vivir a Bogotá, con el fin de hacer su carrera profesional en el Politécnico Grancolombiano. En un principio fue duro por factores como el clima y más que todo por el choque cultural. La gran mayoría de los capitalinos se caracterizan por ser un tanto distantes y, en algunas ocasiones, un poco fríos y cortantes, todo lo contrario a como acostumbran a ser las personas de la costa: alegres, extrovertidas, conversadoras y ruidosas.  

Durante las aproximadamente 17 horas que tomó el viaje por carretera desde La Guajira hasta la zona central del país, lo único que hizo fue llorar. Pero conforme pasó el tiempo, logró acostumbrarse y hasta cogerle cariño a su nuevo lugar de residencia.  “Tengo una particularidad y es que yo me adapto al cambio y me gusta”, explica.  

Comparada con otras personas que llegan a una nueva ciudad a vivir y defenderse por su cuenta, ella corrió con la suerte de que la recibiría su segunda mamá. Así fue como se refirió a su hermana Rosalín, que para esa época llevaba más de 20 años viviendo en la capital, lo cual generó, en cierta forma, un ambiente mucho más pasadero en esa nueva etapa que María Camila estaba apenas por comenzar. 

Estando en su tercer semestre de la carrera de Comunicación Social y Periodismo, decidió estudiar en la jornada nocturna para poder trabajar en la Fiscalía General de la Nación. Fue una etapa que ella define como un gran reto que le permitió crecer personal y profesionalmente, por la responsabilidad y autonomía, pero, sobre todo, por el gran impacto social de los temas y casos con los que trabajaban en esa época. 

Además, expresa que ese momento de su vida “tiene incidencia directa en mi carácter, en la forma que yo soy como ser humano y como profesional. Me dio esa templanza que debes tener para no dejarte derrumbar”.

Su segundo reto estuvo al frente de la jefatura de prensa de la oficina del abogado penalista Jaime Granados Peña, mucho antes de siquiera imaginarse de que se posaría frente a las cámaras y los micrófonos o estar en las cabinas de radio, relatando los sucesos más relevantes del país a millones de colombianos. 

Su inicio en los medios de comunicación

En el 2015 tocó las puertas de Blu Radio, con el fin de ayudar a los líderes indígenas Wayúu, que querían denunciar la situación de hambre y abandono que vivían en La Guajira. Ella los acompañó a presentar su situación en los medios, y luego de esto le ofrecieron que hiciera una prueba de audio en esta emisora. El ofrecimiento, cuenta, la tomó por sorpresa, pero sin importar la poca experiencia y los nervios que tenía, asumió el reto con determinación y valentía, y decidió lanzarse a aquella intrigante propuesta que pronto le traería nuevas oportunidades. “Yo me asusté, me abrumé y luego dije: vamos para adelante y lo sacamos”, recuerda.  

Así llegó a Blu Radio, donde estuvo por casi dos años, donde cubrió fuentes sociales, hasta llegar a cubrir la rama que, según ella, la define por naturaleza: la de judiciales. En ese medio radial estuvo hasta que Yamid Amad la llamó para que formara parte del equipo de trabajo de CM&. Ese fue tan solo el abrebocas de lo que luego sería el ofrecimiento que hoy la tiene bajo los reflectores del noticiero más visto en el país: Noticias Caracol.

Bajo la dirección de Juan Roberto Vargas, llegó a hacer parte del equipo periodístico haciendo parte de la Unidad Investigativa de Caracol Televisión. La joven reportera comenta lo difícil que fue ese paso. Las dudas de llegar a realizar un rol que no había desempeñado se adueñaron de ella, pero con el paso de los meses logró adaptarse. 

Su llegada a Caracol Televisión representa, tal vez, una parte importante tanto en su carrera como en su vida por el aprendizaje y crecimiento personal que ha obtenido en los casi 4 años que lleva en ese medio de comunicación.

Años atrás, cuando tenía tan solo unos 10 u 11 años, por invitación de su hoy compañero, el presentador Jorge Alfredo Vargas, tuvo la oportunidad de pisar aquel gran estudio de televisión, y estando en la mitad de aquel lugar lleno de cámaras y luces, sin tener la certeza de lo que sería su futura vida, soñó y se prometió a sí misma que ese sería el lugar que frecuentaría todos los días para trabajar.  

Enseñanzas del oficio

Dice que son muchos los cubrimientos que en lo personal y profesional la han marcado y forjado su personalidad, pero uno de los más recientes es el cubrimiento de la migración masiva de venezolanos que comenzó hace cinco años.

En ese contexto, recuerda la llegada de Juan Guaidó, presidente Interino del vecino país, a la zona de la frontera en el departamento de Norte de Santander en el intento fallido de llevar las ayudas humanitarias a Venezuela. Solo este cubrimiento, advierte, le permitió conformar que el oficio del periodismo requiere no solo de humildad y humanidad, sino de desprenderse del ego que muchas veces envuelve a los periodistas.

Revela que, hasta la fecha, nunca se ha visto en la situación de ser censurada o amenazada, teniendo en cuenta los temas coyunturales que por la naturaleza de su fuente ha tenido que informar y también porque Colombia es un país donde los periodistas pueden correr el riesgo de ser perseguidos por el simple hecho de denunciar ciertas injusticias. 

Solo recuerda un momento un poco agridulce. Hace unos 3 años se encontraba cubriendo un reconocido caso judicial, denominado los ‘Panama Papers’. De un momento a otro, un familiar de las procesadas la violentó de forma verbal y física. En ese momento se sintió vulnerable y humillada como mujer y periodista. Denunció la agresión y también recibió el respaldo de sus compañeros y directores ante la situación.

Con lo bueno y lo malo que puede representar ser una figura pública, María Camila tiene claro cuál es la recompensa. “El pago es el cariño de las personas que reciben con amor el trabajo que nosotros hacemos con sacrificio. Mi segunda mayor satisfacción es cuando mi trabajo le puede cambiar la vida o realidad a quien tenía que cambiársela”, expresa. 

Cuando las luces y los micrófonos se apagan…

María Camila dedica gran parte de su semana al periodismo. “En el día estoy casi 100 % en función del trabajo”. Desde las 7 de la mañana tiene que estar pendiente del celular para proponer y buscar temas para la jornada, sin parar hasta la noche. Los fines de semana son los espacios que aprovecha para desconectarse y recargar energía. “Hay momentos en los que he estado en cine y de repente entra una llamada y toca responder porque las noticias no descansan nunca”, comenta entre risas.   

Una de sus grandes amigas de infancia es la ingeniera industrial Brenda Torres Acosta, una de las protagonistas y compañera de ‘set’ de María Camila, de cuando eran niñas y jugaban al noticiero, fantasía que hoy es realidad. Así resume esta anécdota. “Ella puede influir en la vida de otras personas, demostrando que los sueños con esfuerzo y dedicación se pueden hacer realidad, que no se necesita siempre de una palanca”, expresa su amiga de toda la vida.

Rosalín Orozco, su hermana mayor, la describe de la siguiente forma: “siempre ha sido una mujer muy estructurada, la exigencia de mantenerse actualizada e informada la han llevado a volverse más disciplinada y constante”. Su relación se ha basado en el respeto y soporte mutuo. “Es amorosa, generosa, muy solidaria y, en términos generales, es un bonito ser humano. Además, es muy sencilla y disfruta compartir tiempo en familia, especialmente con mi hijo Pedro, que es su adoración”, comenta.

Cuenta que, de niña, María Camila deseaba estudiar derecho queriendo seguir su ejemplo. Rosalín, abogada penalista, que ha sido juez, fiscal y litigante, recuerda con gracia cuando la acompañó a su despacho y, luego de ver todo el trabajo y papeleo que debía realizar, María Camila decidió que esa no sería su futura profesión y expresó lo siguiente: “quiero vivir y a uno entre tanto papel se le va la vida”.  

Para María Camila, lo bueno, lo no tan bueno, lo amargo y dulce que ha sido el apasionante crucero del periodismo la llevan a decir que “no cambio absolutamente nada de mi vida porque todo lo que me ha pasado, me ha definido como persona”.

Sus reportajes y audacia para hablarle a la cámara le han abierto las puertas de millones de hogares colombianos. A pesar de esto, tiene claro que aún le queda mucho camino por recorrer. “Siempre hay algo que aprender y rescatar de los demás”. Es una de las tantas cosas que el periodismo le ha permitido entender.

Autora: Tatiana Sarria Fernández

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.