Una cianobacteria fue la causa de la misteriosa muerte de 356 elefantes que hizo saltar las alarmas en Botsuana a mediados de este año, según informó este lunes el Gobierno.

La causa del fallecimiento de los paquidermos se determinó tras meses de pruebas científicas encargadas por el Ejecutivo de la nación austral africana, famosa por albergar la mayor colonia de elefantes del mundo.

Este trino fue el que a mediados de julio alertó sobre la muerte inexplicable, hasta ese momento, de los paquidermos:

Las cianobacterias son un tipo de bacterias que tienen la capacidad de hacer la fotosíntesis. Afloran en el agua y son capaces de producir toxinas que envenenan la fauna terrestre y marina, incluidos trastornos para el ser humano.

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El número de elefantes muertos por culpa de las cianobacterias ascendió a unos 330, según detalló hoy Cyril Taolo, subdirector del Departamento de Fauna Salvaje y Parques Nacionales de Botsuana, en una rueda de prensa televisada.

Pese a la clarificación de la causa de los decesos masivos y repentinos, que habían alarmado tanto al Gobierno botsuano como a los conservacionistas, aún hay muchos interrogantes sobre el suceso.

“Tenemos aún muchas preguntas por responder, incluido por qué solo la especie de los elefantes (se vio afectada), por qué en el área involucrada y qué pudo desencadenar todos estos cambios que hemos visto en la zona. Tenemos varias hipótesis que estamos investigando”, señaló en la rueda de prensa Mmadi Reuben, veterinario jefe del Departamento.

Este experto también indicó que se ha comprobado que las muertes terminaron en la época en la que se secaban las charcas de agua de la región afectada, en torno a la localidad de Seronga (norte).

“En adelante vamos a monitorear la situación y a idear procedimientos para evitar más muertes en la próxima temporada”, indicó Reuben.

Las alarmas sobre la muerte de los elefantes botsuanos saltaron a primeros de mayo, cuando se localizaron los cadáveres de varios elefantes en la aledaña zona del Delta del Okavango y los expertos no pudieron conjeturar una causa de la muerte a simple vista.

Exploraciones posteriores llevaron a descubrir alrededor de 300 paquidermos muertos en similares condiciones, con signos de daños neurológicos repentinos.

Ninguna otra especie se mostraba afectada, ni siquiera los carroñeros que pudieran haberse alimentado de los elefantes fallecidos como hienas o buitres.

“Es muy, muy extraño, especialmente que sean solo elefantes”, explicó entonces a Efe Niall McCann, director de conservación de la británica National Park Rescue, una de las organizaciones que investigaban el problema.

El suceso ocurría, además, en medio de la pandemia de COVID-19, un factor que complicaba las investigaciones por las restricciones de movimiento impuestas para combatir la expansión del coronavirus.

La pandemia también retrasó la conclusión de las pruebas científicas, ya que Botsuana tuvo que enviar muestras a laboratorios de otros países.

Botsuana, con una colonia de alrededor de 125.000 ejemplares, es el país del mundo con más elefantes.

De ellos, un 10 % se encuentra en la zona afectada por este brote, el Delta del Okavango, muy conocido internacionalmente por su turismo de safaris de lujo.

Muerte de más elefantes en Zimbabue

Doce elefantes jóvenes que fueron encontrados muertos cerca de la reserva más grande de Zimbabue habrían sido víctimas de una infección bacteriana, señalaron este martes las autoridades de fauna salvaje.

Sus cadáveres fueron descubiertos hacia fines de la semana pasada en la selva de Pandamasuwe (oeste), entre el parque de Huange, cerca de la frontera con Botsuana, y la ciudad de Victoria Falls.

Los guardabosques en un principio temieron que estos jóvenes paquidermos, de entre 2 y 6 años, hubieran sido envenenados por cazadores furtivos. Pero sus colmillos estaban intactos y ningún otro animal, inclusive los buitres, los habían alcanzado.

“Tengo un informe que indica que se trata de una infección bacteriológica”, afirmó a la AFP el portavoz de la autoridad encargada de los parques nacionales, Tinashe Farawo.

Estos ejemplares eran demasiado pequeños para alcanzar las hojas en las copas de los árboles, y presumiblemente ingirieron estas bacterias al comer plantas venenosas en el suelo, explicó.