El funerario, que causó repudio por violar la privacidad de Maradona y su familia al capturar dos imágenes del cuerpo sin vida, una de ellas sin ropa, no para de generar polémica en Argentina.

Molina se entregó en las últimas a la justicia de su país, aunque quedó libre horas después, y eso permitió descubrir que ya tenía anotaciones judiciales. Por eso, llegó a la Comisaría en compañía de su “abogada de confianza”.

Según Clarín, son dos los antecedentes que registra. El primero de ellos fue hacia el año 2016 por el delito de usurpación, aunque no entregó detalles.

El segundo, detalló el medio, fue en este 2020 y es por un “incidente” de violencia de género. Clarín tampoco explicó qué pasó o quién fue la víctima que denunció a este hombre ni la gravedad del hecho.

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Molina estuvo desaparecido por un par de días, luego de que se viralizara su foto sonriendo con el pulgar arriba junto al cuerpo del astro argentino y, además, tocando su cabeza. Por esa imagen habría recibido amenazas.

Por eso, el funerario había desaparecido luego de protagonizar el reprochable e irrespetuoso acto junto o a otros dos empleados funerarios. Uno de ellos dio la cara en días pasados para pedir perdón y aseguró que lo “quieren matar”.

Mientras tanto, el dueño de la funeraria, en medio de las lágrimas, explicó que los tres hombres, contratados como colaboradores de la funeraria Pinier, aprovecharon dos minutos a solas para tomar las fotos a Maradona muerto y le pidió disculpas a la familia y a su país.

Por otro lado, la prensa argentina también informó que Argentinos Juniors, equipo en el que debutó Maradona —que habría pedido ser embalsamado—, pidió la expulsión de Diego Molina al conocer que era socio del club.